En la 3ª novillada de promoción en Sevilla, el novillero Juan Álvarez dio la única vuelta al ruedo de un festejo con reses chicas y complicadas de Marcos Núñez para una terna poco experta.

Plaza de toros de Sevilla, 19 de julio de 2012. 3ª novillada de promoción. Casi tres cuartos de plaza. Seis erales de Marcos Núñez, desiguales de presencia, algunos muy chicos y flacos, y juego variado. Mejor el segundo. El resto, flojos y de juego diverso. Buena brega de Daniel Duarte en el tercero.
Jesús Álvarez, Escuela de Camas, de celeste y oro, pinchazo y estocada corta (saludos). En el cuarto, estocada y descabello (vuelta al ruedo).
Posada de Maravillas, Escuela de Badajoz, de blanco y plata, dos pinchazos, estocada trasera y diez descabellos (palmas tras dos avisos). En el quinto, estocada tendida (saludos tras aviso).
Juan de Castilla, Escuela de Espartinas, de azul pavo y oro, estocada (saludos). En el sexto, estocada tendida (saludos tras aviso).

Carlos Crivell.- Sevilla

Foto: Álvaro Pastor Torres

De nuevo se registró una gran entrada en la Maestranza para una nocturna sin caballos. Deben ser los precios bajos y el ambiente lo que mueve a tantos jóvenes a llegar al Arenal para descubrir nuevos toreros. Los precios son muy adecuados. Así que ya sabe la empresa el camino: precios bajos, posibilidad de poder tomarse una copa en el tendido y la noche como aliado en tiempos de calor africano.

La novillada de Marcos Núñez, chica para lo habitual en estos festejos, complicó la labor de la terna, lógicamente inexperta, de forma que en este tercer acto los momentos de lucimiento fueron muy contados. El novillero Jesús Álvarez, alumno de El Almendro en Camas, no pudo estar a gusto con el muy flojo eral que abrió la noche. Jesús anduvo afanoso en una labor larga y voluntariosa.

Mejoró con el cuarto, sobre todo el inicio de la faena sobre la diestra, que resultó muy templada. La faena fue también larga y con algunos altibajos. Pecó de encimista y acabó con bernardinas. Por encima de todo, mucha voluntad. Al matar pronto se pidió la oreja que el palco no concedió.

Posada de Maravillas, torero de dinastía de la familia Posada de Badajoz, acusó que aún su bagaje es corto. Manejó con muy buen estilo el capote en sus dos erales, logrando lances de buen corte en los que jugó los brazos con gusto. Con la muleta intentó en ambos astados bajar la mano para dominar las embestidas, motivo por el que la estética de su toreo resultó perjudicada. El segundo embistió mucho y en algunas fases logró templarlo Posada. Más complicado fue el quinto, que esperó y desarrolló genio, lo que fue un problema para un chaval aún poco experto.

Juan de Castilla, colombiano que aprende en Espartinas con Espartaco padre, fue atropellado en un quite al segundo. Su primer eral se movió con desorden. El colombiano se centró en algunos naturales que desvelaron su estilo, aunque en su contra hay que resaltar que acabó muy encimista en una labor muy larga y con algunos enganchones. Con el manso sexto volvió a estar voluntarioso, desigual en los muletazos y algo insistente sin poder alcanzar más que algunos pasajes sueltos estimables. El novillo acabó en tablas y Juan de Castilla tiró la muleta es un desplante que no vino a cuento. Los avíos de torear no deben tirarse nunca.