Carlos Crivell.- La de El Parralejo fue otra corrida despreciada por las figuras. Y, tal como ocurrió con de Santiago Domecq, fue una corrida para el triunfo grande, que se lo digan a Miguel Ángel Perera, que tropezó con un lote de una nobleza extrema y cortó tres orejas con su primera Puerta del Príncipe. El encierro de la familia Moya tuvo como principal cualidad la nobleza; también fue una corrida muy al límite de presentación. De nuevo se queda uno perplejo con la forma de enlotar: el lote de Perera careció del trapío mínimo que debe exigirse en Sevilla. La bondad del cuarto fue un regalo para el torero extremeño en la temporada que cumple veinte ya como matador de alternativa. No cabe más bondad pastueña que la de Oloroso, mejor que un carretón, y cómo es normal en un torero tan experto, Perera lo cuajó con muletazos a cámara lenta. La vuelta al ruedo fue justa, pero todos nos acordamos de la mala suerte de Tabarro el día anterior.
Miguel Ángel Perera se enfrentó en primer lugar a un toro justo de presentación, noble con mucha acometividad. Fue un toro con mucho que torear. Un ligero viento molestó el comienzo de la faena. Tras unos doblones, llegó una tanda firme con la derecha. En la tanda siguiente el toro lo desarmó. Se vino arriba en otra más compacta, que remató con un cambio de manos de categoría. Se puso con la izquierda para ligar por abajo con oficio y temple. Alargó la faena con un atisbo de arrimón. La estocada caída fue muy efectiva. Los amantes de las orejas quedaron muy satisfechos.
El cuarto fue Oloroso. El toro soñado para torear bien. Fue un prodigio de bondad, tal vez empalagosa, porque ya decimos que embistió con mayor calidad que un carretón. Perera no se lució con el capote, quede constancia de ello. Se echó de rodillas con la derecha. Ya enhiesto, citó al toro de largo en tres tandas de derechazos, que resplandecieron por su temple milimétrico. Todo muy despacio, casi a cámara lenta. En la primera tanda con la izquierda no ligó en el sitio, sino que se vio obligado a perder pasos entre los muletazos. Solo una tanda por el pitón zurdo y vuelta a la derecha para seguir toreando muy despacito con temple. Añadió unas bernadinas en el centro del ruedo y lo mató muy bien. El toro fue premiado con la vuelta al ruedo. A Perera le dieron dos orejas. ¿Justas? En mi opinión para cortar dos orejas hay que torear bien con el capote y cuajarlo por los dos pitones. Por la izquierda no hubo nada. Pero está la parroquia que pide orejas de forma acalorada con una facilidad tremenda. Todo ello no puede obviar que Perera nos ofreció una tarde de toros muy templada con dos reses para soñar el toreo.
Se esperaba con ilusión a Borja Jiménez. Su tarde ha sido buena en conjunto con los matices que ahora analizamos. Toreó bien con el capote, ya a la verónica, ya por delantales, ya en chicuelinas. El galleo para llevar al tercero al caballo fue airoso. Se picaron Borja y Perera en los quites al tercero. A las gaoneras de Perera respondió el espartinero con delantales y dos medias enormes. Se iba a brindar al centro cuando se le arrancó el toro y lo saludó con tres naturales improvisados. El toro repitió y fue noble, pero Borla lo sometió por abajo y el animal besó el albero más de la cuenta. La faena tuvo ramalazos de toreo bueno con intermitencias. Los de pecho fueron eternos. Siempre se llevó el toro detrás de la cadera. La gente estuvo muy entregada con su labor y le premió con una oreja.
El sexto fue un toro más cuajado, con temperamento y menos calidad, con la cara siempre alta al final de los muletazos. Borja se fue a portagayola como señal de disposición. Picó bien en dos puyazos con el toro al relance Alberto Sandoval. Borja se fajó valiente en una faena con firmeza, pero la mayoría de las veces le resultó complicado ligar los pases. Fue el toro menos agradecido de la tarde. Deja su pabellón alto, quedan las medias verónicas y los pases de pecho en el recuerdo y ha confirmado su valía torera.
Paco Ureña no llegó a acoplarse con el segundo, un toro en tipo y cuajado. Las tandas fueron muy cortas, algunos muletazos tuvieron calidad, pero al conjunto le faltó chispa. Con dos o tres muletazos por tanda no se puede armar una buena faena. Se pidió la oreja con mucha timidez. Tampoco remontó con el quinto, toro noble pero muy soso, con el que pareció un torero muy desanimado. Entre algunos momentos de torero rapidillo y otros sin templanza, se le fue la tarde al torero lorquino.
Plaza de toros de Sevilla, 10 de abril de 2024. Cuarta de abono. Seis toros de El Parralejo, muy desiguales de presencia -primero, tercero, cuarto y quinto, al límite -, de extrema nobleza, salvo el más desclasado sexto y el soso quinto. El cuarto, de bondad pastueña, de nombre Oloroso, fue premiado con la vuelta al ruedo.
Miguel Ángel Perera, de verde hoja y azabache. Estocada caída (una oreja). En el cuarto, estocada (dos orejas).
Paco Ureña, de sangre de toro y oro. Estocada trasera y caída (saludos9. En el quinto, estocada baja (silencio).
Borja Jiménez, de perla y oro. Estocada tendida (una oreja). En el sexto, estocada tendida (saludos).
Miguel Ángel Perera salió a hombros por la Puerta del Príncipe. Saludó en banderilla Agustín de Espartinas. El cuarto, de nombre Oloroso, nº 66, castaño, de 528 kilos, fue premiado con la vuelta al ruedo.