Sevilla. 8 abril 2016. Jesus Moron. Toros en Sevilla Feria de Abril. Matador Jose Antonio Morante de la Puebla.Juan Manuel Pérez Alarcón.- Camino de la plaza se iba uno dando cuenta que la tarde prometía emociones fuertes. El público cuando vienen las figuras es distinto. Sus gustos cambian, los olés son distintos, las broncas en el tendido tienen continuidad, y los «enterados» abundan en el tendido. Eso es la fiesta. Eso es la vida, y eso solamente aparece cuando se anuncian en Sevilla tres figuras del toreo. Ya era hora, después de años sin poder ver a tres diestros hacer el paseíllo en la Maestranza. Nunca es tarde.

La corrida de Victoriano del Río, de presentación muy desigual, aunque nobles les faltó raza a todo los toros, donde tuvieron un juego desigual, u no facilitaron el triunfo a los toreros. La corrida por debajo de la enorme voluntad y decision de los toreros. ¡Si hubieran tenido toros!…

Morante de la Puebla en su primero acarició en tres bellos lances a la verónica el toreo fundamental con esa interpretación de manos bajas. Buena ejecución de la suerte de varas con un quite estupendo por chicuelinas de «El Juli». Replicó Morante he intentó parar los relojes con tres verónicas y una media. ¡¡Y que media!!. Después de eso el toro se apagó y solamente dos series por la mano derecha fueron el reclamo que Morante de la Puebla aportó en este toro.

Con el cuarto, Morante se esforzó en torear a la verónica. Un toro incomodo por sus cabeceos, y muy justito de clase y casta. En la muleta más de lo mismo, con un diestro entregado e intentando meterlo en vereda, de muletazo en muletazo. La magia de su toreo llegó al final del trasteo cuando le pegó tres naturales fenomenales y dos derechazos con un pase de pecho que puso a todo el mundo de acuerdo. Lástima de la espada, que con dos avisos, todo se quedo en unos aplausos de reconocimiento. Cuando a Morante le salga un toro…

Con el primero de su lote, Julián López se estiró con timidez a la verónica. Después la poca fuerza del animal y su falta de raza provocaron que toro y torero se entendieran y provocase que a base de entrega, poder y decisión se vaciase con poderosas tandas con la mano derecha y candenciosos naturales. Algún natural fue excelente. Buena ajena a un animal que tuvo nobleza pero poca raza. La ejecución de la estocada algo caída le valió la primera oreja del festejo.

Se fue a portagayola para recibir al quinto de la tarde que tuvo emoción en el saludo capotero con chicuelinas muy ceñidas y una media. En el caballo se eternizó la suerte de varas donde el toro se durmió. En el último tercio se pegó un arrimón ante un animal que transmitió poco. Faena poderosa con tintes ojedistas que puso en evidencia la técnica del madrileño . Demostró firmeza y valor entre los pitones ante un animal que no lo merecía. La oreja se esfumó por su mala praxis en la suerte de matar.

Miguel Ángel Perera demostró sus ganas desde el inicio. Variado con el capote con tafalleras y gaoneras invertidas aplicó la receta exacta de parar, templar y mandar. Además con valor. Después en el caballo derribó al picador más por genio que por otra cosa. Y en el tercio de banderillas vino la explosión con Javier Ambel lidiando y los pares de Curro Javier ante un animal que se venía con alegría y prontitud. ¡Qué emoción! ¡Viva la fiesta!. Y la música sonando para la cuadrilla de Perera. Después cuando todos creíamos que el toro iba para bravo, tras un momento inicial de lucidez de Perera, con dos series aceptables con la derecha, el animal se pasó a la mansedumbre y la faena cambio de tonalidad. ¿Incertidumbre en la faena o cambió el toro?. Serias dudas. Siguió pegado a tablas donde el animal quería guerra pero ya nada sería igual. Mal con la espada.

Se fue a chiqueros para recibir al sexto a un toro que le costó embestir. En el caballo mal picado. La voluntad de Perera era demostrar su capacidad pero no tenía oponente para ello. Porfió con tandas muy ajustadas por ambos pitones, muy templados pero el toro se iba apagando.