Carlos Crivell.- Tres novillos de Villamarta para mejores logros y una solitaria oreja para Miguel Ángel León. Fernando Rey se llevó el lote de la tarde. Mala suerte para El Manriqueño en su debut ya que resultó cogido en el sexto y tiene un fuerte golpe en el tórax.
Plaza de toros de Sevilla. Novillada de abono. 25 de mayo de 2014. Media plaza. Seis novillos de Villamarta, bien presentados y de juego desigual. Encastados, en general, fueron buenos el primero, cuarto y quinto. Saludó en banderillas Felipe Peña.
Fernando Rey, de coral y oro, dos pinchazos y estocada baja (silencio). En el cuarto, estocada que asoma, estocada y dos descabellos (saludos tras dos avios). En el sexto, dos pinchazos, atravesada y descabello (silencio). Fue atendido de un hematoma en tercio superior de muslo izquierdo, presentando signos de contusión externo, sin limitación de movilidad ni signos aparente de lesión muscular. Leve.
Miguel Ángel León, de rosa y oro, estocada tendida (silencio). En el quinto, estocada (una oreja).
Juan Solís “El Manriqueño”, de verde y oro, media estocada y dos descabellos (Silencio tras aviso). Cogido en el sexto. Fue atendido por un traumatismo costal derecho cerrado y por una contusión en el hemitórax derecho. Se traslada a la Clínica Quirón-Sagrado Corazón para estudio. Pronóstico reservado.
Entre la realidad y deseo transcurrió la novillada de abono en la Maestranza. El deseo de la terna, nadie puede dudarlo, era lograr el triunfo para poder tener opciones a torear en otras plazas. El mundo de los novilleros es de una crueldad que no se ha explicado bien. Entre los tres aspirantes, el pasado año habían toreado apenas dieciocho novilladas con picadores. La ilusión era la de Villamarta. Salieron tres novillos buenos mal emparejados. Dos cayeron en el lote del malagueño Rey. Cortó una oreja y dejó una grata impresión el chaval de Gerena Miguel Ángel León. Es un trofeo que le permitirá seguir soñando. Esperemos que le sirva para poder torear algo más que las cuatro novilladas del pasado año.
El deseo era de triunfo. La realidad fue que Miguel Ángel León tiene su oreja, Fernando Rey tuvo dos novillos para cortarlas y no fue capaz de hacerlo, mientras que el debutante El Manriqueño quedó inédito por una fea voltereta en el sexto.
Miguel Ángel León lidió en primer lugar un novillo basto y bruto. De cara alta y mal estilo, el chaval de Gerena estuvo afanoso en una faena en la que faltó mejor colocación. El quinto fue un novillo con más clase. En su larga faena hubo un poco de todo. Comenzó por la espalda con valor. Se salvó por un encomiable deseo de agradar, para lo cual realizó una faena que parecía perdida en las primeras tandas, muy desiguales y sin calado, pero que en las tandas siguientes fue ganando entidad porque se cruzó más y bajó la mano para llevar la embestida de un novillo muy repetidor. Se tiró a matar con agallas y logró una oreja en la que los paisanos pusieron mucho de su parte, pero que es un justo premio a su entusiasmo.
Lo mejor de Fernando Rey fue su variado toreo con el capote. El malagueño regaló a la concurrencia gaoneras, zapopinas, chicuelinas, cordobinas, aunque apneas se le vio torear a la verónica. El que abrió plaza era encastado. El viento pegó con furia en algunos momentos, pero ello no puede justificar que no acabara de centrarse con el de Villamarta. Entre algunos enganchones, un desarme con la izquierda y los problemas del novillo, la faena se quedó en el limbo.
Con el cuarto, otro novillo noble en la muleta, Fernando Rey estuvo más centrado cuando toreó con la izquierda, pitón bueno del animal, pero no acabó de conjuntar una faena, entre otras cosas porque el burel se rajó antes de tiempo en una labor de mucha duración. También fue un novillo para lograr mejores prestaciones.
El Manriqueño, en el día de su debut con picadores, se mostró algo nervioso en el tercero, un novillo que pareció lesionado o enfermo, además de que era manso. Se aquerenció en tablas y se echó a mitad de faena. No pudo haber más que proyectos de pases sin definición. Su novillo para buscar el triunfo debía ser el sexto, pero tras doblarse por bajo, en un descuido fue alcanzado y volteado. Resultó conmocionado y se lo llevaron a la enfermería. El animal estaba algo descompuesto cuando Fernando Rey tomó muleta y espada. Se podía esperar que se fajara para justificarse, pero le tomó mucho respeto al de Villamarta y optó por matarlo.
Tres novillos potables y un solo novillero con ganas: Miguel Ángel León, que amparado en esos deseos y en una estimable ración de paisanos logró un trofeo. Fue la realidad de un festejo de deseos frustrados.