Carlos Crivell.– En la primera novillada nocturna de promoción triunfó el aspirante de la Escuela de Badajoz llamado Juanito, que es portugués y buen torero según lo apuntado. Novillos buenos de La Quinta y aceptables tanto Aguilera como Javier Orozco.
Plaza de toros de la Mestranza, 9 de julio de 2015. 1ª nocturna de promoción. Más de media plaza. Seis erales de La Quinta, correctos de presencia y juego variado con mención para quinto y sexto.
Juan Aguilera, de la Escuela de Sevilla – Amate, de blanco y oro, estocada y seis descabellos (silencio tras aviso). En el cuarto, pinchazo hondo y estocada corta (silencio).
Javier Orozco, de la Escuela Taurina de Ronda, de azul marino y oro, estocada trasera (saludos). En el quinto, dos pinchazos y estocada trasera (saludos).
Juan Silva ‘Juanito’, del Patronato de Tauromaquia de Badajoz, de salmón y oro, pinchazo y estocada (vuelta al ruedo). En el sexto, media estocada (una oreja).
De nuevo la Real Maestranza fue el centro de las ilusiones de nuevos toreros. Es la profesión más difícil del mundo. En los veinticinco años que se celebran estos festejos han pasado por la plaza sevillana cientos de aspirantes, de los cuales solo algunos han llegado a tomar la alternativa. No digamos ya a ser un torero importante, porque entonces el porcentaje es mínimo. Llegan, los vemos y los juzgamos. Y muchas veces no tenemos capacidad para entrever si hay un futuro torero delante de nuestros ojos. En una de estas novilladas del año 2003 toreó Alejandro Talavante. En ninguna de las crónicas publicadas, incluida la nuestra, se mencionaron méritos especiales en un torero que luego llegó a figura.
Ya entonces los toreros de la Escuela de Badajoz eran los mejores. Y en esta primera, otro novillero presentado por la escuela extremeña ha sido el triunfador. Nacido en Portugal, Juan Silva se apoda Juanito, tiene 16 años, y es un chaval aventajado en el manejo de las telas toreras.
Se lidió un encierro de La Quinta. El resultado fue satisfactorio dentro de la normal desigualdad. Todos con sus capas cárdenas, excepto el primero, más en Villamarta, acusaron pocas fuerzas, mucha nobleza y algunos resultaron exigentes por su reiterada acometividad. El segundo, quinto y sexto fueron de buena nota.
En estas novilladas se palpa la realidad del toreo actual. Apenas hubo toreo a la verónica. El rondeño Orozco dibujó las mejores. A cambio se presenciaron multitud de tafalleras, gaoneras, saltilleras y demás lances de la modernidad. Lo mismo ocurre con la muleta. Además de los pases cambiados por la espalda para comenzar las faenas, en los tiempos que corren no se concibe un final sin manoletinas o bernadinas. Juanito, que hizo de todo, remató la del sexto con ayudados a media altura para salirse la rutina.
Juan Aguilera saldó su labor con dos injustos silencios. Sabe torear, su concepto es clásico, se coloca bien y le acompaña la figura. El primero, rebrincado y sin fuerzas, no le permitió el lucimiento.
Con el cuarto tropezó con la frialdad de la plaza y con una banda de música que no atacó el pasodoble cuando el chaval toreaba con gusto por la derecha. Ya al final recibió una voltereta y se enredó con el de La Quinta, pero todavía dibujó una trincherilla gloriosa. Merece más oportunidades.
Javier Orozco tiene buena planta torera y quiere hacerlo todo con buen sentido y clasicismo. Le gusta sentirse y torear relajado con las manos muy bajas. Se llevó dos novillos potables y alternó fases buenas con otras más desdibujadas. Los naturales del quinto tuvieron enjundia. Pinchó dos veces y perdió un posible trofeo. Este chaval está para empresas mayores. Lleva cinco años en novilladas sin caballos.
El triunfador Juanito fue un modelo de entrega, variedad, temple y un concepto muy bueno. Se lució en los quites mencionados por gaoneras y tafalleras. Al sexto lo recibió a portagayola. Estuvo firme con el sosito eral que hizo tercero aunque en tandas muy cortas. Levantó los ánimos con circulares y bernadinas. Al sexto, el novillo bueno de la noche, le hizo una faena por ambos pitones con muletazos muy encajados y templados. Tiene mucha expresión en sus maneras. Su faena fue muy sentida y con ramalazos de buen arte. Acabó con los ayudados ya contados que supieron a gloria. Mató de media defectuosa y se pidieron dos orejas que el palco dejó en una con buen criterio. Este Juanito dejó claro que quiere ser Don Juan.