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Lama de Góngora, a portagayola (Foto: Arjona – Toromedia)

Carlos Crivell.- Novillada con picadores en Sevilla. Reses muy descastadas de Cayetano Muñoz. Lama destacó por experiencia, entrega y calidad.  Juan Ortega tuvo poca suerte con sus novillos. A Posada de Maravillas le vino ancho su debut en la Maestranza.

Plaza de toros de Sevilla. 18 de mayo de 2014. Novillada de abono. Media plaza. Seis novillos de Cayetano Muñoz, correctos de presencia, descastados, nobles aunque de escaso juego.  

Juan Ortega, de rioja y oro, pinchazo y estocada tendida (silencio). En el cuarto, buena estocada (saludos).

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Verónica de posada de Maravillas (Foto: Arjona – Toromedia)

Lama de Góngora, de grana y oro, estocada atravesada (vuelta al ruedo). En el sexto, estocada contraria (una oreja).

Lama de Góngora, que estaba en tela de juicio después de sus prometedores comienzos y su frenazo posterior, recuperó en la primera novillada del abono el crédito que tenía con la afición sevillana. El diestro logró superar este envite que era poco menos que un ultimátum de cara a su futuro. Su balance fue el resultado de una actuación decidida con los atisbos de calidad que atesora este joven.

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Juan Ortega, con la derecha al primero (Foto: Arjona – Toromedia)

Se supone que tres novilleros de postín deben venir a la Maestranza a lidiar un encierro que sea capaz de medir sus posibilidades. Nada de eso. La de Cayetano Muñoz, bonita de hechuras, fue un conjunto descastado, noble, dulce a veces, pero no puede servir para calibrar el valor de cara al futuro de los aspirantes. Es lo que hay. El ganado está así. Los novillos pasaron por el tercio de varas de forma simbólica. Alguno de ellos ni sangró en dos estradas en las que los varilargueros fallaron a conciencia para no hacer daño. Así se deteriora la fiesta lentamente.

Lama fue el mejor por disposición y calidad. Sus dos novillos se movieron con mayor sentido, sobre todo el tercero. Su disposición quedó patente al ponerse de rodillas a portagayola en ambos. Toreó con el capote en algunos momentos con gracia y empaque, como en un quite por delantales. La faena al tercero comenzó bien con la derecha, se vino abajo con el mismo pitón y remontó por naturales de trazo largo con buenos remates de pecho. En algún momento ahogó al de Muñoz. Se tiró a matar y se pidió levemente la oreja. No era procedente.

La que logró del sexto fue el premio a su afán de triunfo. Se había ido a la puerta de chiqueros. En la faena hubo de todo, lo mejor el comienzo con trincherillas toreras y uno de pecho de lentitud pasmosa. La primera tanda con la derecha fue de calidad. Enganchó muy delante al novillo y lo templó. La faena tuvo altibajos, con buenos muletazos y de nuevo cierto amontonamiento. El novillo fue a menos y Lama acabó con torería y unas bernadinas. Mantiene en parte su sello de identidad y le ha añadido una entrega y disposición encomiables. La oreja fue el premio a toda la tarde. Veremos si le sirve.

Juan Ortega tiene unas maneras excelentes con las telas. Fue dejando algunos capotazos y muletazos de trazo muy hermoso en distintas fases del festejo. Tuvo mala suerte. El primero era un novillo de Guisando, es decir, una estatua. Con el cuarto pudo ofrecer una muestra de su calidad, pero debe tener en cuanta que se dejó enganchar mucho la franela. Por tanto, tarde en blanco. Es una pena, hay formas, pero no da el salto.

No fue afortunada la presentación de Posada de Maravillas, aquel novillo que deslumbró hace más de un año en su debut en Olivenza. No parecía el mismo. Es verdad que el primero de su lote le ayudó poco, pero difícilmente podía hacerlo con los toques violentos hacia fura y la mala colocación del novel. Los lances al quinto fueron lo mejor de su tarde sevillana. Después, repetición de la jugada. Mal situado, desplazando siempre al novillo afuera, así era imposible. Una tanda de naturales sin ligar dejó entrever que es novillero con más clase de la mostrada. El utrero se paró pronto, es verdad, pero le faltó dar un paso adelante. Lo dicho, una presentación desafortunada.