Solitaria oreja para Manuel Larios del mejor novillo del bien presentado encierro de Cebada Gago. La terna acusó su escaso oficio. Sáez, contusionado, se dio una vuelta por su cuenta.

Cinco novillos de Cebada Gago y uno, quinto, de García Cebada, muy bien presentados y de juego variado. Con pocas fuerzas, la mayoría tuvieron casta y aguantaron la lidia. Se dejaron torear el segundo y cuarto.

Manuel Larios: pinchazo, media y diez descabellos (silencio tras dos avisos) y estocada tendida (una oreja).
Raúl Sáez: estocada corta (silencio) y estocada tendida (vuelta por su cuenta).
Joao Augusto Moura: tres pinchazos (saludos) y estocada corta (saludos).

Plaza de la Real Maestranza, 6 de septiembre de 2009. Un cuarto de plaza. Buenos pares de Israel Jiménez. Sáez fue atendido de múltiples contusiones  erosión en refión frontal, de pronóstico leve..

Carlos Crivell.- Sevilla

La falta de oficio dominó durante toda la novillada. También el sofocante calor. Para la ocasión, novillos de Cebada Gago, lo que motivó que algunos se acercaran al coso del Baratillo para ver el juego de una divisa venida a menos. Fue una corrida de toros por su excelente presentación. En cualquier plaza, una corrida sobrada. Y se comportó bien porque fueron variados; unos se dejaron torear; otros, exhibieron casta. No desentonó la novillada de Cebada.

Lo de la falta de oficio es natural. Entre Larios y Sáez no llegan ni a la media docena de novilladas en la temporada, aunque el primero sacó partido del buen utrero lidiado en cuarto lugar, animal con fijeza, bondad y recorrido por el lado derecho.

Larios toreó bien con el capote. Interpreta la verónica con gusto y cadencia. En sus dos astados se dejó ver con el capote. El primero no valía mucho. Embistió dos tandas y acabó parado y mansito. El extremeño denotó sus carencias a la hora de la suerte suprema.

Con el cuarto todo fue diferente. El novillo le permitió centrarse en tandas con la derecha que tuvieron, básicamente, buen gusto. Fueron varios ramilletes de muletazos preñados de empaque. Por la izquierda era otro burel. Larios aprovechó el buen son del Cebada y armó una labor interesante que tuvo en los remates de pecho sus momentos más intensos. Su labor fue premiada con una oreja que le sabrá a gloria.

El murciano Raúl Sáez dejó pasar al primero y no sabía que en el quinto no podría remontar la tarde. El segundo tenía casta; por tanto, tenía problemas. Sáez dio pases con la derecha con mucha precipitación. Le faltó reposo para mandar y templar. Tal vez lo había dejado todo para el quinto, pero no era el de García Cebada propicio. Fue un marmolillo. Sáez comenzó con valientes estatuarios y a penas pudo engarzar más muletazos. Se pasó mucho tiempo en la cara del animal y llegó a sufrir una voltereta. Su voluntad fue encomiable. Tal vez el novillo del posible triunfo era el anterior. Tuvo el feo detalle de dar una vuelta por su cuenta. Mal asunto eso de robar vueltas.

Moura dibujó algún lance de buen corte en el tercero. Comenzó con torería y toreó con al derecha con cierta templanza, pero no pudo seguir porque el novillo se paró y dijo hasta aquí hemos llegado. El sexto fue malo. Era lo se conoce en el argot como un animal bruto. Moura quiso y anduvo por allí para conseguir muy poco.