Foto: Jorge Torres

La única noticia reseñable del festival que cerró la temporada en Sevilla fue la lidia de un novillo nobilísimo de Domingo Hernández por parte de Alejandro Talavante. De una bondad superlativa, con mucha clase para colocar la cara, el novillo no tenía ni bríos ni fuerzas. Metía la cara como un carretón y Talavante toreó de salón. Lo extravagante fue la petición de indulto. Fue como siempre. Comenzó un grupito con ¡no lo mates! Y se contagió la mayor parte de una plaza. La calidad como aficionados de los asistentes a este tipo de festejos es mínimo y así se puede explicar que se pidiera un indulto a todas luces injustificado. Es más, el Reglamento de Andalucía prohíbe los indultos en los festivales. La presidenta ordenó a Talavante que no forzara la situación, que en parte sí lo hizo en algún momento, y que entrara a matar.

Talavante toreó con mimo y dulzura a un animal claro y boyante. Las tandas limpias sobre ambos pitones, los remates, las arrucinas, los pases de las flores, las bernadinas, todo fue suave y armónico. Talavante disfrutó como un niño con juguetes nuevos. El juguete era un novillo de Domingo Hernández de nombre Galeono, premiado con la vuelta al ruedo.

El resto de las reses lidiadas fueron malas y deslucieron la entrega de los matadores anunciados.

El Cid tropezó con uno con poca clase de Espartaco. Durante la lidia fue cogido de forma aparatosa. Se le vio dolorido y apesadumbrado. Logró con su reconocido magisterio alargar una embestida a media altura y de medio recorrido.  

Juan Ortega tropezó con el malo de Domingo Hernández. Hubo prestancia en los lances rodilla en tierra y en el comienzo de la faena con muletazos ayudados también genuflexo. Se lo brindó a su compañero Manolo Vázquez, pero el novillo fue un manso imposible. Siempre buscó las tablas y Ortega pudo dejar algunos muletazos de buen corte.

El cuarto fue uno de los toros de la tarde. Con el hierro de Talavante, llevó la cara alta y fue reservón e incierto. Pablo Aguado rayó a bue nivel en una faena de más poder que relajo, de mayor sometimiento que desmayo. Ya por la derecha, ya por la izquierda, logró muletazos impensables dado el mal estilo del toro. Lo mató bien y recibió una ovación de verdad.

A partir del quinto cambió el signo de la tarde. Manolo Vázquez lanceó con gusto a un toro de Espartaco. Entre los lances, una media de estilo clásico. Frente a un animal que echó pronto la persiana, Vázquez estuvo afanoso sin lograr nada positivo. Se eternizó con el descabello.  

A Zulueta le cayó en lama suerte un novillo manso de carretas de Talavante, que huyó siempre del torero. No pudo darle ni un muletazo en la permanente huida del morlaco. Una verdadera pena.

Tampoco el eral de El Parralejo exhibió una buena condición. Con la cara alta y recortando sus viajes, se lo puso complicado a Manuel Domínguez, todo entrega, con buen aireen algunas fases de su faena, pero finalmente arrollado y desarmado por un animal incómodo. Lo atravesó con la espada y lo hizo guardia y descabelló cinco veces, al menos. Aún así saludó una ovación, Cuidado con estas actitudes. Luego, pasado el tiempo, llegarán los compromisos mayores y ya no vale el apoyo incondicional de unos paisanos.  Manuel Domínguez tiene condiciones, pero no lo engañen con palmas a destiempo.

Plaza de toros de Sevilla, 13 de octubre de 3015. No hay billetes. Reses por orden de lidia de Espartaco, Domingo Hernández, Domingo Hernández, Talavante, Espartaco, Talavante y El Parralejo. Embistió con clase el segundo, de Domingo Hernández, premiado con la vuelta al ruedo

El Cid: Estocada corta tendida (saludos).

Alejandro Talavante. Estocada (dos orejas).

Juan Ortega: Estocada (silencio)

Pablo Aguado: Estocada (saludos).

Manolo Vázquez: Estocada caída y cinco descabellos (silencio tras aviso).

Javier Zulueta: Media estocada tendida (silencio).

Manuel Domínguez: Estocada que asoma y cinco descabellos (saludos tras aviso).

Festival en homenaje a la familia Vázquez a beneficio de las Hermandades de San Bernardo y del Amor. El Cid fue atendido en la enfermería de una contusión costal derecha sin que se aprecien signos de fractura, comprobándose ventilación pulmonar conservada. Tumoración en cara interna del muslo derecho compatible con cornada interna». El Cid, con pronóstico menos grave, fue trasladado al Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz. Buenos pares de Perico e Iván García.