Gastón Ramírez Cuevas.- Toros: siete de Piedras Negras (El Zapata regaló al sobrero), de impecable estampa salvo el séptimo y de juego desigual. Los primeros seis toros fueron ovacionados de salida. Al tercero de la tarde se le concedió arrastre lento.
Toreros: Uriel Moreno “El Zapata”, un pinchazo y buena entera para cortar una oreja del que abrió plaza. Al cuarto lo despenó de dos pinchazos y dos golpes de descabello tras aviso: palmas. Al de regalo le recetó la segunda gran estocada de la tarde y le cortó otra oreja.
Fermín Spínola, al primero de su lote le dio un estoconazo y le cortó dos orejas. Al quinto le dio dos pinchazos antes de dejar una estocada baja y trasera: leves palmas.
Israel Téllez, al tercero lo mató de tres cuartos de espada efectivos pero un poco traseros: dos orejas. Al sexto lo pinchó cuatro veces y luego le dio un espadazo trasero y caído: palmas tras aviso.
Tlaxcala, México, martes dos de noviembre del 2010
Segunda corrida de feria de la Plaza de toros Jorge “El Ranchero” Aguilar
Para celebrar los ciento cuarenta años que han pasado desde que se fundó la emblemática ganadería tlaxcalteca de Piedras Negras, don Marco Antonio González Villa mandó una señora corrida de toros. No crea usted que eran los elefantes de Madrid, era un encierro fino de hechuras y muy parejo, con edad y trapío. Desgraciadamente les faltó fuerza. Y eso, aunado a que la arena del ruedo está suelta, profunda y plagada de agujeros, deslució mucho el comportamiento de los cornúpetas.
De cualquier manera, el balance es por demás halagüeño tanto para el público como para los toreros y el ganadero: seis orejas cortadas, de a dos por barba, una vuelta al ruedo para el ganadero en el tercero de la función y los tres coletas y el amo de Piedras Negras a hombros. Además vimos algo que el aficionado ya sólo puede contemplar muy de tarde en tarde: todos los pares de banderillas fueron clavados por los matadores.
El Zapata estuvo valiente y poderoso con el que abrió plaza, de nombre “Fantacio”, un toro guapo que tuvo bravura, pero que se quedaba corto al embestir. Destacaremos las dos medias largas cambiadas de rodillas con las que recibió al toro, los pares de banderillas, los toreros doblones rodilla en tierra con que inició la faena de muleta y las tandas de derechazos de mano muy baja mandando mucho. Pese a pinchar al primer viaje, la estocada subsiguiente le hizo acreedor a la primera oreja del festejo.
Con el cuarto, llamado “Retrechero”, un cárdeno precioso, que desgraciadamente fue muy mal picado, Uriel porfió sin mucho éxito. Zapata lo recibió veroniqueando con elegancia. Después invitó a sus compañeros a poner los palos, merced a lo cual el de Piedras Negras llegó a la muleta con sólo media embestida y colorín colorado.
Al no haberse podido lucir con el segundo de su lote, Uriel regaló un séptimo astado. Éste era chico y llevaba por nombre “Palenquero”. El Zapata se esforzó en todo momento y logró algunos momentos buenos tanto con el capote, en un quite por chicuelinas antiguas, como con la muleta, pero el bicho era soso y pasaba sólo a media altura y con la cabeza por las nubes. La estocada fue fenomenal, hasta algo contraria y por sí sola valía la oreja, misma que fue concedida por el juez de plaza.
Fermín Spínola lidió en segundo lugar a “Jumao”, tocayo de aquel burel de Piedras Negras al que Armilla el Grande le cortó el rabo. Fermín quitó por chicuelinas templadas, puso los garapullos con solvencia e instrumentó una faena sin estirarse y sin completar los muletazos, a pesar de que “Jumao” ofrecía mayores posibilidades. Eso sí, cobró un estoconazo que hizo rodar al toro patas arriba y el conjunto de su labor le hizo merecedor de dos orejas.
Con el quinto, que se llamó “Sortibrano”, un toro que se dejó bastante, Fermín volvió a estar desabrido, gritando mucho y sin ajustarse. Mató mal y el público únicamente le tributó leves palmas.
La mejor faena de la tarde estuvo a cargo de Israel Téllez. Su primero, bautizado como “Alfarero”, fue otro toro guapo y bravo. Israel lo entendió perfectamente y se justificó con clase y valor. Invitó a sus compañeros a cubrir el segundo tercio y después vino la faena grande. Téllez muleteó con temple al derechazo y al natural, pegó sabrosos forzados de pecho, se adornó con las trincherillas y los molinetes, y mató al primer viaje. Por segunda vez en la tarde, el juez sacó los dos pañuelos blancos. Dio una clamorosa vuelta al ruedo acompañado por el ganadero.
En el sexto las cosas cambiaron para mal. “Tabaquero” resultó débil en demasía y tuvo poca transmisión. Israel se dedicó a pueblear un poco y a torear a la gente. Como pinchó hasta hartarse todo quedó en algunas palmas.
n suma, un festejo exitoso para celebrar el cumpleaños de la legendaria ganadería tlaxcalteca. Pocas vacadas pueden presumir de haber cumplido ciento cuarenta años en manos de una sola familia de verdaderos ganaderos de bravo.