Ferrera_banderillasJuan Manuel Pérez Alarcón.– Hoy era una de esas tardes del abono que uno confiaba, con datos objetivos de los últimos años, que la ganadería anunciada – Torrestrella –  podría ser una de las corridas de la feria, por el motor y picante demostrado años atrás. O sea, por la casta y bravura de algunos toros notables en los últimos años. Y la realidad ha sido otra. Los que se lidiaban el Sabado de Feria tenían más bondades que los que ayer salieron por chiqueros.
Desigualmente presentada – alguno con aspecto anovillado – todos se pararon en el último tercio, – excepto el 3º –  y la carencia de casta y raza ha sido la nota predominante. En el caballo ni se emplearon, y se apagó el motor tras el tercio de banderillas. Un fiasco de corrida en toda regla. Y algo menos de media plaza en los tendidos.
Antonio Ferrera tuvo un primer oponente noble pero sin clase que le costaba humillar una eternidad. En el caballo no brillo y en el tercio de banderillas no paso de discreto. En la muleta pulseó las sosas embestidas del animal pero sin la intensidad deseada.
Con el soso cuarto, bajó de hechuras, y discreto de presentación, solamente pudo lucirse en un tercio de banderillas alegre y que acabó con todo el motor del toro. En la muleta llegó parado y solamente se pudo comprobar la buena voluntad de Ferrera.
Iván Fandiño con su primero tampoco tuvo argumentos para el lucimiento. Toro piel de melocotón precioso de hechuras pero podrido por dentro. faena de oficio, con poca entrega del toro, y la voluntad y tesón del vasco fueron los únicos argumentos en el tercio de muleta. Con el quinto se repitió el guión del juego del toro y su poca clase y condición motivó que la faena de Fandiño pasara desapercibida para un público pensando en otra cosa menos en los toros. El aburrimiento ya era de nota.
Pepe Moral templo a la verónica las suaves embestidas de un toro que tuvo vibración con el capote. En el caballo no se picó no se ejecutó la suerte de varas. Ese fue el éxito de que el toro en la muleta tuviera mejor condición. Su nobleza fue comprendida por Moral que realizo una faena sentida, templada y muy bien ligada por ambos pitones. Las series últimas tuvieron empaque y largura, destacando el toreo al natural. Tras una estocada trasera y un descabello, dio una vuelta al ruedo por su cuenta.
Con el sobrero de mayor altura y presentación que el devuelto, lo cuido Moral en el caballo, apenas lo picó, y en el último tercio el animal, solamente las tandas iniciales tuvieron algo de templanza y criterio.
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