José Luis López Marín.– El pasado 12 de Junio, se anunciaba en Jaén José Tomas para matar 4 Toros 4 de Victoriano del Rio (2), Álvaro Núñez y Juan Pedro Domecq. El ambiente suscitado para esta corrida no era menor que el de anteriores apariciones del diestro de Galapagar. A 50 kilómetros a la redonda, hoteles, restaurantes, taxis y comercio en general, estaban saturados de aficionados tomasistas, provenientes de México, Francia o de cualquier rincón de nuestra ibérica piel de toro, ávidos de volver a vitorear a su ídolo. Ni siquiera las altas temperaturas, que vaticinaban las diferentes agencias meteorológicas del país, que se darían en la capital del Santo Reino, anormales para la fecha, fueron capaces de mermar ni un ápice, los deseos desbordantes de presenciar otra corrida más del torero afincado en Estepona.

Todo estaba preparado para el espectáculo, casi once mil personas teníamos una cita en la plaza de toros de la Alameda de Adolfo Suarez con José Tomas Román Martin. No faltó nadie, aunque es posible que, como yo, más de uno pensáramos que esta corrida tenía visos de ser diferente, yo al menos tenía la mosca detrás de la oreja, y así lo había manifestado. ¿Por qué cuatro toros? ¿Por qué no seis? o tres en un mano a mano, o dos en una terna normal. Cuatro toros se matan en un festival o los mata un chaval, que está empezando y no tiene poderes para pagar nada más que cuatro animales, pero el que se anuncie José Tomas, figurón indiscutible del toreo, con cuatro toros en una corrida, por la que se pagan verdaderas barbaridades por una entrada de sombra, no es normal ni serio, ya se lo recordaron durante la lidia de uno de sus toro cuando le gritaron ¡Esto no es serio! o ¡Me aburro!

Después, los cuatro bureles fueron saliendo con más o menos ganas de embestir y no ayudaron demasiado para que la tarde no fuera lo que se esperaba, pero también es cierto que tampoco el diestro tuvo un día afortunada, y en las pocas veces que los toros quisieron, no encontraron al torero dispuesto y preparado. Yo no había visto nunca que tan pocos toros, atropellaran tanto al de Galapagar, con el lomo, por falta de colocación, o engancharan la muleta tanto, por falta de temple. No mató bien a ninguno y tuvo que devolver una oreja, por las protestas de sus partidarios (como seria la cosa), concedida por un desliz del Presidente. Lo jalearon mucho, y a veces los oles sonaron fuerte, pero en mayor proporción ganaron los silencios y las protestas.

Muy desilusionados quedaron los aficionados que habían llenado el coso de La Alameda, y más cuando le pidieron el sobrero con insistencia, que ni siquiera sé, si está reglamentada su concesión en este tipo de corridas tan anómalas.

En fin una tarde para olvidar Pero lo más preocupante es que el 7 de Agosto esta anunciado en Alicante de la misma guisa.

En casi tres años sin torear en público, cualquier torero pierde el sitio, es demasiado tiempo, hasta para José Tomas, de recuperarlo en una o dos corridas de toros. Y más cuando, se está a solo unos meses de cumplir 47 añitos. Al final, cuatro toros resultaron muchos toros.

Que cada uno saque sus propias conclusiones y que Dios reparta suerte.

A %d blogueros les gusta esto: