Carlos Crivell.– La cruda realidad del momento crítico de la Fiesta se reflejó en el inmenso vacío de la solanera de la plaza de Las Palomas. Una realidad que se trasladó al ruedo en las faenas de los tres primeros toros de La Palmosilla, tan nobles como justos de raza y fuerzas, rajados el segundo y el tercero. Y nada más inquietante que las tres faenas de los espadas, todas muy largas y con poca emoción.

Así el noble primero, que quería embestir pero apenas podía, con el que Enrique Ponce estuvo mucho tiempo intentado ligar muletazos de signo variado. En los pases por bajo el de La Palmosilla voló en una tremenda costalada. Ya en las postrimerías de la faena logró una tanda de naturales relajados y unos doblones muy bellos. A pesar de matarlo pronto, la falta de emoción de la faena la dejó sin trofeo.

Perera se lució con el capote en lances y chicuelinas de salida y en un quite variado que comenzó con el cite de Miguelín y acabó con gaoneras. El torero extremeño bajó la mano y logro tandas ligadas de mucho mérito. El toro acabó rajado. Perera logró fijarlo con su poderosa muleta. A nadie le importó la colocación de la espada para la oreja.

Y en el tercero, José Garrido, que lo recibió con tres largas cambiadas y un farol, tampoco logró elevar el nivel de intensidad emocional en su faena, casi toda por la derecha, sin acoplamiento con la izquierda y con mucha voluntad en toda su extensa faena.

El cuarto, toro más rematado, noble, se encontró con Ponce es su mejor versión técnica. Alargó su viaje por ambos pitones, es decir, mejoró al toro hasta tapar su recorrido de dos velocidades a media altura. No le quitó la muleta de la cara. El mediocre toro parecía bueno en sus manos. La estocada le puso el colofón a su seria labor.

El quinto, montado y con buen cuello, llegó con un molesto calamocheo a la muleta. Perera le puso argumentos técnicos, lo que quita emoción al conjunto, a una faena de lucha contra el molesto astado de La Palmosilla. Otra vulgaridad de animal. Animó a la parroquia con circulares y se quedó muy cerca del animal. Mató de forma deficiente pero cortó una oreja de poco valor.

Garrido se lució con el capote en el sexto. Otro toro que no empujó hasta el final y al que Garrido toreó con voluntad, siempre por abajo para intentar alargar un viaje sin clase. En las tablas se arrimó para justificarse. Se lo agradeció el tendido.

Plaza de toros de Algeciras, 23 de junio de 2017. Primera de Feria. Menos de media plaza. Seis toros de La Palmosilla, terciados, nobles, flojos y justos de raza. Saludó en el sexto Antonio Chacón.

Enrique Ponce, de grana y oro. Media estocada trasera (saludos). En el cuarto, estocada (una oreja).

Miguel Ángel Perera, de turquesa y oro. Pinchazo y estocada baja (una oreja). En el quinto, media trasera y atravesada (una oreja). Salió a hombros por la Puerta de la Feria.

José Garrido, de teja y oro. Pinchazo, estocada atravesada y dos descabellos (saludos tras aviso). En el sexto, estocada corta (una oreja).

Minuto de silencio tras el paseíllo en memoria de Iván Fandiño.