David Galván fue el más destacado de la novillada de la feria de Algeciras, donde destacó la excelente novillada de Miguelín que no fue aprovechada por Barberán y Sánchez.

Miguelín / Salvador Barberán, David Galván y Miguel Ángel Sánchez.

Plaza de Algeciras, 24 de junio de 2010. Segunda de Feria. Seis novillos de Miguelín, desiguales de presencia y de buen juego. En general, encastados y nobles. Mejores, primero, cuarto y quinto. Malo, el sexto. Saludaron en banderillas Víctor Nieto y Daniel Duarte.

Salvador Barberán, de blanco y plata, pinchazo, estocada y cuatro descabellos (silencio tras dos avisos). En cuarto, tres pinchazos y estocada caída (vuelta tras aviso).
David Galván, de blanco y plata, estocada tendida (una oreja). En el quinto, dos pinchazos, estocada trasera y dos descabellos (vuelta tras dos avisos).
Miguel Ángel Sánchez, de obispo y oro, pinchazo y media trasera (una oreja). En el sexto, estocada atravesada y seeis descabellos (silencio tras aviso).

Carlos Crivell.- Algeciras

La novillada de Miguelín fue perfecta para calibrar las posibilidades de una terna con un veterano y dos principiantes. Justos de presencia, cómodos de cabeza, no se cansaron de embestir a los engaños, como para torear como los ángeles. De los tres matadores anunciados, quien aprovechó la oportunidad fue el joven de San Fernando David Galván, que es un torero con un futuro muy prometedor.

Salvador Barberán, que ya debería haber tomado la alternativa, se enfrentó a dos novillos sensacionales. Tiene compostura y elegancia, se gusta en la interpretación de las suertes, pero su toreo no llega rotundo al tendido porque se pasa los novillos a dos metros. Como ambos astados eran máquinas de embestir, Barberán realizó dos faenas de larga duración, en las que hubo momentos de toreo bello, pero casi siempre fuera de cacho y sin ajuste. Dos faenas que, como detalle añadido de la falta de entrega del diestro, remató de forma horrible con la espada. Su mentor Tomás Campuzano debería decirle que las vueltas al ruedo no deben darse sin motivo.

David Galván es muy joven. Tiene buena escuela, es variado con el capote y demuestra finura en sus maneras. La faena al segundo fue variada y pinturera, aunque las tandas fueron muy cortas. Entre sus muletazos más logrados, algunos de pecho muy sentidos de gran calidad. Su falta de oficio se dejó ver en algunas tandas más embarulladas.

Al quinto lo toreó en tandas de mayor calado por la derecha, bien trazadas, en una labor creciente en la que demostró elegancia de formas, valor suficiente y variedad. Su impericia y los fallos del puntillero lo dejaron sin premio. Lo dicho, Galván ratificó lo que y sabíamos de su etapa sin caballos. Hay un buen proyecto de torero.

Debutó con picadores Miguel Ángel Sánchez, que también dejó claro que necesita tiempo para depurar sus formas. Fue positiva su forma de bajar la mano en el toreo por la derecha; también sus evidentes ganas de triunfo, que en las banderillas del tercero le costaron dos volteretas. La oreja que cortó en su primer novillo fue generosa tras una faena desordenada. Si admite un consejo, no debe dar la vuelta al ruedo con un niño en los brazos, porque es un detalle de falta de torería.

Puso banderillas en el sexto con Corruco de Algeciras en un tercio correcto sin excesos. El de Miguelín no fue bueno y para el debutante fue un trago duro, resuelto con entrega pero sin muchas posibilidades de lucimiento por sus notables carencias.

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