En Algeciras salieron a hombros Cartagena y Ventura en una corrida deslucida de Bohórquez. Harmoso estuvo bien pero falló con el rejón de muerte.
Plaza de toros de Algeciras, 1ª de Feria. Media plaza. Seis toros de Fermín Bohórquez, correctos de presencia para rejones, flojos, reservones y de pobre juego. Cartagena y Ventura salieron a hombros por la Puerta de la Feria.
Hermoso de Mendoza: saludos y saludos.
Andy Cartagena: una oreja y una oreja.
Diego Ventura: una oreja y una oreja. Bohórquez / Hermoso de Mendoza, Cartagena y Ventura
Carlos Crivell.- Algeciras
El festejo inaugural de la Feria de Algeciras se presentó como un duelo entre Hermoso de Mendoza y Diego Ventura, naturalmente con el permiso de Andy. Ya sabe que han saltado las astillas por el supuesto veto del navarro a Ventura. Se saludaron al comienzo del paseíllo, suerte, y nada más. Luego, lo que casi nunca falla, la corrida de Bohórquez, le puso sordina a la tarde. Casi todos se ausentaron de su deber, que era seguir a las cabalgaduras. Si el toro no persigue al caballo cuando éste corre a dos pistas junto a las tablas, es casi imposible el lucimiento. Lo que era un presunto enfrentamiento a por todas entre los dos líderes del toreo a caballo, acabó con la impresión de Andy quiere comer de la tarta.
En el duelo entre Hermoso y Ventura se coló Andy con una tarde de rabia y genio, como pidiendo un lugar en la batalla del toreo a caballo. Lo hizo con una buena dosis de toreo a caballo de clase y un valor que expuso en muchas ocasiones a los equinos a topetazos peligrosos, pero por encima de todo Cartagena dio una lección en ambos toros de entrega y espectacularidad.
En el primero de su lote se mostró cumbre con Pericalvo, el caballo del balanceo, pero que es valiente y tiene une enorme capacidad para llegar al tendido. Con las cortas al violín a lomos de Juncal se apoderó de la plaza.
Su gran apoteosis llegó en el quinto, quizás el Bohórquez de más vibración, con el que lució con Soro, caballo nuevo, valiente, con el que armó un alboroto en parte por su monta entregada y la continua emoción que provocó toda su labor. Había puesto banderillas con Maravilla, experto en piruetas.
Hermoso estuvo torero, lidiador y serio con dos astados de mínima clase. Sacó caballos menos conocidos para el gran público, tales como Manolete o Chumaray, pero fue con Viriato con el que estuvo a mejor nivel. Fue una labor de un rejoneador maduro ante dos toros que no ayudaron nada al caballero de Estella. Aún así, si Pablo se fue de vacío fue porque su tarde con el rejón de muerte fue negra.
Diego Ventura mostró sus credenciales en el tercero, de muy mala condición para el rejoneo. Con Nazarí, el caballo más elástico que puebla los ruedos, le echó un pulso a su oponente. Sin embargo, fue con Milagro con el que logró la cota más alta de su actuación. Diego Ventura ha llegado a ese punto de su carrera en el que una labor más rutinaria tiene siempre un alto contenido de calidad.
En el sexto volvió a confiar en Nazarí – no desplazó a toda su cuadra al coso de Las Palomas – y de nuevo brilló a buen nivel con otro toro que se resguardó en las tablas y se arrancó a arreones. El caballo se encargó de levantar al público de sus asientos con detalles para la galería. Colocó un gran par a dos manos con Remate de gran exposición por los adentros y puso toda la carne en asador para alegría del público.