algeciras1Carlos Crivell.- La firmeza de Sebastián Castella, con el mejor lote de una mala corrida de Fuente Ymbro, salvó la corrida de Algeciras. Un sobrero fue el de mejor juego, por cierto premiado con la vuelta de forma absurda. Oreja sin argumentos para Padilla y muy gris Fandiño.

Plaza de toros de Algeciras, 26 de junio de 2014. 2ª de Feria.  Menos de media plaza. Seis toros de Fuente Ymbro, el quinto lidiado como sobrero por uno devuelto por inválido y lastimarse de salida, desiguales de presencia y de pobre juego por falta de fuerzas y raza. Mejor, el sobrero lidiado en quinto lugar, premiado de forma absurda con la vuelta al ruedo. Saludó en banderillas Javier Ambel.

Juan José Padilla, de sangre de toro y azabache, pinchazo y estocada caída (silencio). En el cuarto, estocada (una oreja).

Sebastián Castella, de lila y oro, estocada caída (una oreja). En el quinto, pinchazo y estocada atravesada (una oreja).

Iván Fandiño, de turquesa y oro, media estocada (silencio). En sexto, dos pinchazos y tres  descabellos (silencio).

La corrida de Fuente Ymbro no le ha servido a Gallardo para vender más toros. Más bien, tras comprobar el juego tan pobre de la corrida de Algeciras, con este tipo de encierros se comprende que esta ganadería no figure entre las preferidas de quienes tienen la capacidad de elegir su ganado.

Las ganaderías se marginan porque sacan fiereza, de forma que las figuras no quieren verla ni en fotografía. La otra causa responde a lo que ocurrió en esta primera de Algeciras. No cabe mayor falta de casta en toros sin fuerzas y con escasa calidad en sus arrancadas. Y de nuevo quedó en entredicho el papel de los taurinos. El sobrero quinto, probablemente rechazado porque abría la cara, fue el mejor de la tarde, por no decir el único con clase. Y que no se ciegue el ganadero con la vuelta al ruedo a este astado, concedido por el palco sin causa justificada.

El balance de la corrida es pobre para una plaza como la de Las Palomas, alegre y fácil a la hora de pedir trofeos. A Padilla le regalaron una oreja en el cuarto, el toro de la merienda, sin que se alcance a comprender los motivos. Es cierto que el jerezano concita un gran fervor popular, es verdad que se mostró entregado, pero entre que el toro era mirón y que se paró pronto, lo realizado por el diestro no pasó de la buena voluntad sin lograr enjaretar ni una tanda completa. Lo recibió con dos largas en el tercio, puso las banderillas de rigor y lo mató bien. Lo que no hubo fue ni un pase en la faena de muleta.

Padilla se afanó en este cuarto porque al primero lo macheteó de entrada ante la escasa calidad del animal. Ni banderillas llegó a colocar.

Castella también tiene cartel en este rincón. Aquí ha saboreado el triunfo y ha sufrido el rigor de la tragedia en forma de cogida. Se mostró como un torero inteligente en el primero de su lote, un toro que mejoró al final después de embestir con la cara suelta en los primeros muletazos. El francés aguantó, fijó y templó para lograr en las dos últimas tandas ligar con la derecha para conseguir la atención del tendido.

El sobrero quinto fue un toro bueno, sobre todo en comparación con lo que había salido por los chiqueros hasta ese momento. Salió por un jabonero que se derrumbó de salida y parecía lesionado. Este sobrero fue bueno por fijeza y recorrido. Castella disfrutó en tandas muy limpias y ligadas por ambos pitones. Todo había comenzado con los pases por la espalda y los del desprecio. Mientras hubo toro, Castella fue fiel a su reconocida tauromaquia. El toro fue premiado con la vuelta entre la incredulidad de los aficionados, que no pidieron semejante honor. No basta con embestir mejor que sus hermanos para lograr este premio.

Se presentaba Iván Fandiño en Algeciras. No le acompañó la suerte en el tercero, brindado a Ruiz Miguel, porque el toro se paró de forma clamorosa. Se quedó inédito el diestro.

El sexto era la salvación para el torero de Orduña. Alto, algo basto de hechuras, se movió de forma discontinua con la cara alta. Se colocó bien y ligó dos tandas de derechazos sin mucho eco en la plaza.  El toro fue apagándose, siempre con la vista en las tablas, y Fandiño siguió en una labor sin unidad, que acabó con el toro rajado. La espada le cerró cualquier posibilidad de premio. Gris debut del vasco en esta plaza.

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