José Tomás cortó dos orejas fáciles y Luque una en el tercero, pero la corrida fue de menor intensidad por el juego descastado de los toros de Santiago Domecq. Ruiz Manuel, voluntarioso.

Seis toros de Santiago Domecq, correctos de presencia y nobles en general, aunque faltos de raza. El sexto fue un sobrero del mismo hierro por otro inválido. Buenos, primero, tercero; con menos calidad, el segundo. El cuarto, a menos, descastado. El quinto, descastado y noble; el sexto, complicado. En conjunto, corrida sin clase.

Ruiz Manuel: pinchazo y estocada caída (saludos) y estocada baja (saludos).
José Tomás: estocada desprendida (dos orejas) y estocada corta tendida y descabello (saludos).
Daniel Luque: estocada trasera y caída (una oreja) y estocada trasera (palmas).

Plaza de Almería, 4ª de Feria. No hay billetes. José Tomás salió a hombros. Minuto de silencio por María José Cuesta.

Carlos Crivell.- Almería

Todos quieren torear con José Tomás. Hay lleno asegurado y un triunfo junto al ídolo actual del toreo tiene mayor relevancia que en otros carteles. Entre todos los que torean con el fenómeno, quien siempre sale a revientacalderas es Daniel Luque. La combinación José Tomás – Daniel Luque es una plaza es dinamita pura.

A José Tomás le concedieron dos orejas en el segundo, posiblemente con un plus de benevolencia, porque además de su emocionante toreo goza de una entrega mayor por parte de los públicos.

El toro desorejado fue noble, tenía fijeza, pero poco viaje y remataba por alto al salir de cada muletazo. No era un toro para ligarlo por abajo, que es lo que de verdad aporta emoción. Pero Tomás es un torero diferente y puso en práctica otro plan distinto. Con la quietud y el valor como fundamentos, desgranó una faena sobre ambos pitones con algunas intermitencias. No había reventado la plaza, de forma que comenzó a sacar de la chistera los recursos propios de una inteligencia torera fuera de lo normal.

Encadenó varios muletazos por abajo, afarolados, trincherillas, molinetes y de pecho en una loseta. Ahí explotó la plaza, ahí se apoderó del tendido. A pesar de ello, al matar de una estocada despendida, las dos orejas fueron un premio excesivo.

La faena del quinto la planteo sobre la izquierda. Fue un toro noble, aunque pedía mucho mando. La apertura de faena, esplendida con tres trincherillas y tres con la derecha. Como no se encontró a gusto con la zurda, encontró mejor toro con la diestra, aunque el animal no humillaba y se rajó. Cambiando los terrenos, buscándole las vueltas, Tomás acabó persiguiendo al toro por la plaza. A falta de toreo fundamental ligado, de nuevo sacó recursos para justificarse.

Tomás pone a cien a todos, especialmente a Daniel Luque. El sevillano protagonizó uno de los momentos cumbres de la tarde en el tercero, toro que después fue devuelto por inválido, cuando lo recibió con cinco lances sin mover las zapatillas. Fue un monumento a la quietud, adobada con gracia y templanza, pero esculpido sobre un valor escalofriante. El toro se fue a los corrales y salió el que estaba previsto como sexto.
Fue un buen toro que bajó de nivel al final, pero que permitió que Luque mostrara sus credenciales ante los almerienses. Dominó la quietud de la planta, pero entre los pases hubo algunos cargando la suerte y meciendo la cintura que levantaron clamores. Daniel estuvo centrado y acabó con su habitual tanda de pases encadenados en un palmo de terreno, todo muy emotivo, aunque los de pecho ligados sin moverse fueron sencillamente enormes. Sólo un espadazo trasero y caído propició la solitaria oreja.

El sexto fue flojo. De nuevo toreó bien con el capote de forma maravillosa, sobre todo en dos verónicas de estilo clásico muy bellas. El toro no quiso. Echó la carra arriba, recortó, en definitiva, le impidió al joven torero redondear su tarde.

Por delante Ruiz Manuel, que anduvo solvente con el primero aunque su faena tuvo altibajos, mejores los pases sobre la derecha, con ese sabor especial que tiene este matador. Al mismo tiempo, otras tandas en las que el toro le apretó mucho y Ruiz Manuel no acertó a templarlo. Había estado variado con el capote, con la sorpresa de una larga para llevarlo al caballo.

El cuarto, brindado a José Tomás, fue un toro posible, tal vez con la embestida corta y apagado precozmente, pero algunos tirones y toques fuertes para desplazarlo por fuera acabaron con las posibilidades de triunfo. El de Almería estuvo voluntarioso, pero el triunfo se esfumó, mucho más después de un bajonazo.

Al final, la sensación deque Tomás y Luque son competencia pura y dura en el ruedo. La corrida no ayudó nada y quedó la sensación d haber visto un espectáculo incompleto. En el recuerdo, los recursos de Tomás y cinco lances sin moverse de Daniel Luque.

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