Faena cumbre de El Juli al segundo en una labor profunda y magistral, mientras que Ruiz Manuel se mostró muy toero en todo momento. Caytano, con dos mansos, pasó en blanco.

Daniel Ruiz / Ruiz Manuel, El Juli y Cayetano

Ganadería: seis toros de Daniel Ruiz, desiguales de presencia y juego. Mal presentados primero y segundo, de pitones exiguos; fuera de tipo, quinto y sexto y mejores tercero y cuarto. Bravos y nobles el segundo y el cuarto. Resto, descastados y mansos.

Ruiz Manuel: pinchazo, estocada baja y dos descabellos (saludos tras aviso) y estocada caída (dos orejas).
El Juli: estocada caída (dos orejas) y dos pinchazos, estocada perpendicular y dos descabellos (saludos).
Cayetano: dos pinchazos y estocada atravesada (silencio) y media atravesada y media tendida y atravesada (saludos).

Plaza de Almería, 29 de agosto de 2008. 6ª de la Feria de la Virgen del Mar. Tres cuartos de plaza. Ruiz Manuel y El Juli salieron a hombros.

Carlos Crivell.- Almería

De la corrida de Daniel Ruiz, con tres toros con los pitones poco desarrollados, embistieron con calidad el segundo y el cuarto, precisamente los que fueron desorejados por El Juli y Ruiz Manuel. El resto de los astados no tuvieron ni sangre brava ni casta. Esta Feria de 2008 está anclada en los extremos. Han salido dos toros bravísimos, el de Cebada y el de Fuente Ymbro, pero la nota general es la mansedumbre. Hay quien piensa que en los corrales hay un virus, el que ataca a los toros y los convierte en mansos. Varios toros del ganadero de Albacete fueron ejemplos meridianos de mansedumbre, como el lote completo de Cayetano.

En las manos de El Juli cayó un toro bueno, el segundo, voluminoso y muy cómodo de pitones. El toro embistió con calidad, pero el problema es averiguar si lo hizo por su propia condición o por la maestría de El Juli. En una faena prodigiosa de inteligencia, sitio, distancia, hondura y buen gusto, el madrileño cuajó una labor de las que tendrá siempre en el recuerdo como de las mejores del año. Pletórico con el capote, ya en las verónicas, ya en el quite, su labor con la muleta fue perfecta. Tandas con la derecha cada vez más profundas y de muletazos más largos. El toro estaba hipnotizado a esas alturas. Siempre a la distancia adecuada, ligando los pases, también toreó por la izquierda con remates de pecho muy forzados. Unos circulares y de nuevo espléndidos de pecho. Para remate, una estocada contundente, levemente desprendida pero suficiente. El día anterior se habían dado dos orejas por un montón de trapazos, así que estas dos eran incuestionables.

No pudo culminar a lo grande su tarde. El quinto fue un toro basto, alto y que no humilló. Se fue quedando corto en la muleta y ni el poderío de este torero pudo alargar sus arrancadas descastadas.

El otro toro bueno cayó en manos de Ruiz Manuel. Hay que decir pronto que este torero dio ayer un curso de buen gusto y calidad torera en su tierra. Había toreado bien al que abrió plaza, toro sin fijeza porque siempre estaba pendiente del tendido, y que acabó rajado. Ruiz Manuel dejó detalles muy toreros y muleteó por ambos pitones con firmeza, sobre todo en algunos naturales de corte clásico. Ruiz Manuel es un torero muy clásico. El fallo con la espada le privó de cortar alguna oreja.

El bueno fue el cuarto, un hermoso toro castaño que se quedó algo quebrantado en una costalada. Se le cuidó mucho en el caballo, pero llegó con calidad a la muleta. El de Almería hizo una gran faena, sobre todo porque toreó y se quedó siempre bien colocado para engarzar los pases, detalle de torero valiente. De esta forma surgieron racimos de tandas bellas con unos remates de pecho de gran torería. Especialmente brillantes fueron dos naturales de riñones apretados y trazo largo. De nuevo acertó al quedarse bien situado y sólo el detalle del toro, que acabó tumbado en la arena, le puso algo de sordina a su faena. De cualquier forma, vale el mismo argumento. Cuando se torea así, pensando en lo ocurrido el día anterior, dos orejas, por supuesto que sí.

Cayetano se llevó el lote malo de la corrida. El tercero se declaró manso en varas. Cayetano comenzó su faena con cuatro muletazos enormes, sobre todo el cambio de manos final. El animal se rajó pronto. Cayetano quiso torear cerca de las tablas pero allí no podía haber toreo bueno. Casi pasó lo mismo con el sexto, animal rebrincado por sus pocas fuerzas y sosería. Pases sueltos hasta que el toro dijo basta y se largó. A ambos los mató bastante mal. Por tanto, tarde en blanco de Cayetano.

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