Francisco Pérez.- Una nueva feria de Abril abre sus puertas con una portada que espera impaciente ser encendida para dar cobijo a los días más eternos de una primavera dotada de hermosura.
En esta ocasión es el afamado y tan necesitado en aquellos períodos, kiosco del agua, cincelando el adorno, destituido en estos tiempos. El descubrimiento de aquella alegría vino a consolidarse, y a incrementar su espiritualidad, con el transcurrir de los años y cada ciclo, cuando la luz se transforma para mostrar la transparencia de su claridad, siendo cualquier transeúnte el que buscara tan ansiado monumento, reflejando sonrisas en el espejo del alma por ser saciado de tal necesidad.
En la misma estructura de los arcos de la portada se puede ver un guiño al cincuentenario del aniversario coronación de la Virgen Esperanza Macarena. Bonito detalle que ilustra lo que días después de la Feria será motivo para festejar.
Pero hay otro aniversario más, que no aparece en dicho diseño y el cual necesario para entender la simbología de la Feria. Es la Tauromaquia y con ello este año, en estas mismas fechas de aniversario macareno, se cumple 120 años de la muerte del Torero El Espartero. Manuel García Cuesta conocido por el oficio de su padre en la famosa alfalfa y que murió a los 29 años en Madrid el 27 de mayo de 1894. Aunque dentro del detalle macareno si aparecen las mariquillas de Joselito El Gallo donadas a esta corporación traídas desde Paris.
Espartero prestigioso torero que seguramente bebió en esos coquetos Kioskos del agua y creador del estilo “cartucho de pescao” que posteriormente lo ejecutara Pepe Luis Vázquez, según se lo enseñó su abuelo, que perteneció a dicha cuadrilla del querido retoño de la Alfalfa.
El brillo exultante de la madera barnizada, el albor de los visillos, filtros para moderar la intensidad de la luz en las tardes, amortiguando el esparto de antaño, y ahora columnas de medio arco sedosas cortejando con las cuadrículas que salpican siempre la emoción del coso Baratillero, donde se regocijan grácilmente todo el arte. Todo esto también debe estar reflejado en dicho arco del “alumbrao” …todo con mas empaque… de un todo que fue Sevilla.
Porque la portada es reflejo de Sevilla y de nuestras vidas, en el cual estas leyendas, no pueden ser olvidadas. Interesante seria el detalle cada año hacia la Tauromaquia con alguna simbología grafiteada, donde el feriante pueda recrearse buscando algún garabato que ilustre cuan detalle interesante taurino haciendo tertulia entrando por sus arcos.