ESCRIBANO_MADRIDLuis Carlos Peris.- Llegó el día tras muchos meses de calvario y aparece la cima en la siempre luminosa Valencia que en Fallas brilla más aún. El coso de la calle de Játiva, a tiro de piedra de la plaza que es el corazón de la ciudad, va a escenificar el retorno de un héroe joven, de un gladiador que vio cómo sus sueños se truncaban por culpa de la cornada. Fue en otra feria levantina, la de las Hogueras alicantina, donde Manuel Escribano volvió a darse de frente con la tragedia. Una medalla más en el cuerpo de un torero hecho a sangre y fuego, curtido en la faceta más dura del toreo, en plazas de polvareda y mucho ruido. Le cambió la cara a su vida el miura Datilero y la relanzó Cobradiezmos, de Victorino, en la pasada Feria. Luego pasó lo que pasó en Alicante para una infinidad de horas luchando con el destino en la intimidad de El Esparragal y, al fin, hoy amanece en Valencia para Manuel.

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