José-Luis-López1José Luis López Marín.- Queridos amigos, hace solo  unos días que nos abandonó el otoño, las ramas de los arboles desprovistas de sus caducas hojas muestran una desnudez, que con las gélidas temperaturas de la época nos hacen tiritar a todos, y junto con las navidades, los polvorones y los regalos del amigo invisible, más que pensar en nuestra querida fiesta taurina, hace que los mas frioleros nos ocupemos de tener a mano una cálida bufanda y una buena candela que alivie el frío invierno que no ha hecho más que comenzar.

Pero “la cabra tira al monte”, y los aficionados no podemos vivir sin una noticia taurina que llevarnos a la boca, y a fe que estas no faltan: nuevas empresas que se constituyen, toreros y apoderados que intercambian sus poderes entre sí, ganaderos que tratan de poner a punto sus ganaderías para poder lidiar en el mayor número de plazas el año próximo, empresarios que ya están pensando en las combinaciones de las primeras y más importantes ferias de 2015, (por cierto parece ser que después de las disculpas presentadas por la Empresa Pagés, se puede acabar el affaire que hubo con las figuras, y que mantuvo a estas alejadas de La Maestranza sevillana el pasado año. De hecho la empresa ya ha anunciado la contratación de Manzanares para el próximo abono hispalense) también habrá diestros que reaparecerán, otros que se lo están pensando, y unos y otros que van al campo a tentar unas vacas, que vayan poniendo al día la preparación de aquellos o sirvan para matar el gusanillo de estos.

Y mientras tanto, más allá del charco, El Dorado americano (que ya no es tan “Dorado”) nos trae noticias de sus festejos, de lo que hacen los toreros españoles y los americanos, y que con esto de la tele en directo, los vídeos y las nuevas comunicaciones, también nos trae el testimonio de lo mal que está la fiesta en el nuevo continente, y la mala presentación con la que sale el toro en sus plazas más importantes. Hay que prestarle también, una gran atención a la fiesta en América, y preocuparse mucho de la seriedad de sus festejos, y de la raza y el trapío de sus reses. A buen seguro que esto redundaría en la emoción necesaria, imprescindible en cualquier espectáculo taurino.

Todo esto, que tanto nos da que pensar en una nueva temporada, en la que los mas agoreros contarán que va a ser catastrófica y que será el preludio del acabose taurino, chocara frontalmente con aquellos optimistas, que por naturaleza todo lo ven perfecto y piensan que a la fiesta no hay que tocarla, que estamos atravesando un pequeño bache, que pronto pasará y que la temporada que viene, será una temporada de ensueño con seis o siete nuevos toreros, que van a poner las plazas a reventar, lidiando corridas de los más variados encaste hasta acabar con todos los astados de la cabaña brava española, y que estos coletas obligaran a ponerse las pilas a los más veteranos, que torearán con todos, en las más importantes plazas de nuestra España taurina, y que hasta José Tomas hará una campaña, como la que han realizado siempre las primeras figuras del escalafón. ¡Entonces fue cuando me desperté!

Pues bien, amigos, ni tanto ni tan calvo. Ni estamos para cantarle el gorigori a la fiesta, ni para dormirnos en los laureles, pensando que todo va miel sobre hojuelas. Lo segundo no es más que una quimera, y lo primero es desproporcionado, tenemos graves problemas dentro de la fiesta, pero parece que se tiene conciencia de ello y quieren ponerle soluciones. Para exponerlos se han reunido en Sevilla, días pasados, más de 200 profesionales de todas las ramas taurinas, tratando de reconducir la nueva tauromaquia y vertebrarla. La solución no es cosa de hoy para mañana, pero no es mal camino el que se ha iniciado. Estoy deseando saber las nuevas propuestas y las conclusiones a las que han llegado, y espero que todo no se quede en una nueva puesta en escena.

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