Baltasar del Río/ Aracena. A eso de las cuatro de la tarde, y bajo un sol de justicia, la megafonía de una furgoneta vino a romper el sopor del sesteo en las encaladas calles de Aracena. Con un fondo musical de pasodoble el estridente sonido anunciaba la inminente corrida de toros al reclamo literal de «Morante de la Puebla, la genialidad; Juan Ortega, la pureza y José Garrido, el poder». Al que escribió el texto habría que darle un programa televisivo de ciencias ocultas o uno publicitario de consulta del futuro -imperfecto- pues el hombre -o la mujer- tuvo evidentes dotes adivinatorias.

La genialidad del diestro cigarrero, que estrenó pasodoble justo el mismo día que se presentaba en el bello coso serrano, hubo de esperar al cuarto de la tarde, pues en el que abrió plaza solo pudo esbozar algunas verónicas de buen trazo antes de que el animalito se viniera más abajo todavía. Morante sacó en su segundo buena parte de su repertorio más personal, tanto con el capote como con la muleta, para deleite de la abigarrada sombra y de los héroes del sol. Lances a una mano, verónicas altas, un galleo garboso, una media de cartel, una serpentina para no olvidar, naturales ajustados con cadencia y redondos entregados compusieron un trasteo armónico y trufado de guiños a tauromaquias ya pretéritas pero no por ello ni olvidadas ni menos válidas. Repitió casi con calco el resultado del uso de la tizona en ambos -otra genialidad- y paseó complacido entre clamores un trocito de oreja del noblote cuarto.

Juan Ortega codilleó desde el inicio de la faena al soso segundo y aunque fue acortando los viajes de los que tampoco era pródigo el cornúpeta agradó a su fiel parroquia con un toreo puro, lento y sin trampa. Cambió el decorado con el quinto, muy parado y con poco interés por la pelea, y Ortega tiró de cercanías y desplantes. Como le propinó la única estocada mortal de la tarde en el primer envite sus fieles le pidieron hasta la segunda oreja que el usía no concedió.
José Garrido bailó con el lote de más feo comportamiento y salió airoso, para lo cual sacó el poder que anunciaba la furgoneta. Más que correcto en el tercero, sobre todo por naturales, donde de verdad estuvo bien -y quizá buena parte del público no lo apreció del todo- fue en el último que entre gañafón, rebrinco y tornillazo se quedaba a mitad del evite a pesar de lo cual el extremeño, con valor, cabeza serena y mando le sacó una faena larga, compacta y asentada de gran mérito.

Plaza de toros de Aracena (Huelva). Sábado 11 de junio de 2022. Corrida de toros. Tres cuartos de entrada en tarde muy calurosa. El festejo comenzó con 15 minutos de retraso para que entrara el público. Los toros lucieron divisa negra en señal de duelo por el ganadero José Luis Pereda. Buena brega de José Chacón y buen tercio de banderillas de Neiro. Gran puyazo de Óscar Bernal. Al término del festejo salieron en hombros Juan Ortega y José Garrido.

Seis toros de José Luis Pereda, desiguales de hechuras y comportamiento. Encierro muy desclasado y mansurrón. Los mejores, el tercero con algo más de transmisión y el noblote cuarto.

Morante de la Puebla, de verde Esperanza y oro: pinchazo, estocada algo desprendida y descabello (ovación con saludos desde el tercio); pinchazo, estocada desprendida y dos descabellos (oreja)

Juan Ortega, de marfil y azabache: pinchazo y estocada (oreja); estocada (oreja con petición de la segunda)

José Garrido, de verde oliva y oro: estocada un punto atravesada y dos descabellos (oreja); metisaca y estocada (oreja)

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