La última de abono de las XXXIX Jornadas Taurinas de Osuna dejó un momento especial con la aparición de José Antonio Campuzano en la Casa de la Cultura, donde recibió una fuerte ovación del público. El torero, que guarda un vínculo estrecho con la localidad, evocó sus numerosas tardes en el ruedo ursaonense y dedicó emotivas palabras al pueblo, al que calificó como «uno de los más bonitos de la provincia».

La jornada comenzó con la intervención de su moderador, Carlos Crivell, quien recordó que este acto suponía su trigésimo segundo paseíllo en conferencias, presentaciones y tertulias del Círculo Taurino de Osuna, del que además es socio de honor.

El periodista diferenció las dos etapas fundamentales en la carrera de José Antonio Campuzano: la primera, en los años 70, como novillero y en su inicio como matador de toros, y la segunda, en los años 80, tras su consagración en la corrida de Guardiola en Sevilla.

Campuzano rememoró el momento que lo impulsó a ser figura del toreo: el amor por una joven, que luego sería su mujer, que lo llevó a obsesionarse con triunfar en los ruedos. También compartió anécdotas con figuras como Paco Camino y habló sobre su identidad torera. Aunque siempre sintió el cariño de la afición de la Maestranza, no se considera un torero de Sevilla. Se define como un torero poderoso, con base en el trabajo, el sacrificio, la voluntad y la afición, pero también con clase.

Entre los recuerdos más impactantes, relató su alternativa junto a Luis Miguel Dominguín y Paquirri. Con apenas 18 años y escasos festejos a sus espaldas, tomó la alternativa en un cartel diseñado para complacer a Dominguín, quien deseaba torear en Sevilla. Como compensación, Canorea le firmó 35 corridas de toros, un punto de inflexión en su carrera.

Luis Miguel Dominguín le dio un consejo clave: cuidar su mano izquierda, que podría ser extraordinaria. Tras aquellas 35 corridas, inició un periplo por toda España enfrentándose a corridas duras en plazas de todos los rincones del país. Nueve años después, su perseverancia se vio recompensada con la apertura de la Puerta del Príncipe en la Maestranza de Sevilla.

A lo largo de la charla, el maestro recordó tardes duras en su trayectoria, así como la tragedia de la muerte de Paquirri en Pozoblanco y la de El Yiyo en Colmenar Viejo, momentos que marcaron su vida y la historia de la tauromaquia.

Al cierre del acto, respondió con frases contundentes a las preguntas de Carlos Crivell:

– Tomás Campuzano: «Un hermano, pero en el ruedo mi objetivo era hundirlo como buen torero que soy».
– Pepe Luis Segura: «Persona clave con una capacidad tremenda cuando está inspirado».
– Castella y Roca Rey: Como descubridor de ambos, se siente privilegiado por haber encontrado «dos piedras brillantes en un desierto».

Finalmente, confesó que lleva más de 20 años sin darle un pase a una vaca, no por falta de ganas, sino por ceder ese privilegio a los jóvenes que lo necesiten. Un gesto que demuestra su respeto y compromiso con las nuevas generaciones del toreo.