La Audiencia Provincial de Toledo, en Sentencia de 18 de mayo de 2010 ha desestimado el Recurso de Apelación que fue formulado por la defensa de José Antonio Callejón Amoros contra la Sentencia dictada por el Juzgado de lo Penal nº 2 de Toledo el pasado 4 de noviembre de 2009 en el juicio que contra José Antonio Callejón Amoros, padre del rejoneador José Miguel Callejón Martín, se celebró en el mismo por la muerte de 6 caballos de la familia Domecq.

Así, la Audiencia Provincial de Toledo, confirma la Sentencia que condenaba a José Antonio Callejón Amoros, como autor penalmente responsable de un delito de daños a la pena de DOS AÑOS Y TRES MESES DE PRISION, al pago de una tercera parte de las costas, así como a indemnizar a la entidad Duende y Desplante, S.A, de Antonio y Luis Domecq, propietarias de los caballos en la cantidad de 508.960,44 €.

Recordemos, que la Sentencia del Juzgado de lo Penal nº 2 de Toledo, ahora confirmada por la Audiencia Provincial de Toledo, declaraba probado que el 2 de junio de 2001, José Antonio Callejón Amoros, con el fin de eliminar la competencia que suponía para su hijo, José Miguel Callejón, el también rejoneador D. Sergio Galan , decide eliminarlo quemando brutalmente la cuadra de caballos de éste. Para lo cual contrata a otras personas, que se encuentran en paradero desconocido, para que ejecutaran sus planes.

Fue la coincidencia de los rejoneadores D. Sergio Galán con los hermanos Antonio y Luis Domecq en la corrida que se celebró en la plaza de Las Ventas de Madrid el 2 de junio de 2001, lo que confundió a los ejecutores quienes siguieron al vehículo que trasportaba lo caballos de los hermanos Domecq y no al de D. Sergio Galán, en su viaje de vuelta a su finca de Jerez de la Frontera, aprovechando la parada que hicieron en la localidad de Ocaña (Toledo) para cenar, y así matar los caballos que creían eran de D. Sergio Galán, introduciendo por las ventanillas del remolque, en el que se encontraban los caballos, una sustancia incendiaria que causo la muerte de 6 caballos que resultaron totalmente calcinados y gravísimos daños a otros tantos equinos que prácticamente quedaron inservibles para la lidia, además de otros importantes daños materiales y morales.

 

 

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