Carlos Crivell.- Corrida llamativa de escasos resultados. El público llenó en tres cuartos la plaza en el 50 aniversario de Los Califas, pero se presentaron toros chicos y sin fuerzas, además de descastados. salvo el noble de Cuvillo y el encastado de La Palmosilla. Destacó Talavante en una faena preciosa, la única digna de tal nombre de la tarde.
Plaza de toros de Córdoba. 9 de mayo de 2015. Corrida conmemorativa del 50 aniversario del coso de Los Califas. Tres cuartos de plaza. Por orden de salida, toros de Garcigrande, 1º bis, flojo y descastado; Juan Pedro Domecq, muy descastado y soso; Garcigrande, blando y noble; El Pilar, reservón y deslucido; Núñez del Cuvillo, justo de fuerzas con mucha calidad, y La Palmosilla. Todos muy justos de presentación, salvo el de La Palmosilla, bien presentado y encastado con nobleza. Hicieron el paseíllo por delante de los matadores anunciados Manuel Benítez El Cordobés, José María Montilla y Zurito. Talavante salió a hombros por la Puerta de Los Califas.
Finito de Córdoba, de sangre de toro y oro, dos pinchazos, media atravesada y dos descabellos (silencio tras aviso).
Morante de la Puebla, de rioja y oro, estocada (una oreja).
El Juli, de azul marino y oro, media estocada trasera (una oreja).
José María Manzanares, de negro y azabache, estocada tendida (una oreja).
Alejandro Talavante, de tabaco y oro, estocada (dos orejas).
Julio Benítez El Cordobés, de rosa y oro, pinchazo y estocada trasera (saludos).
En lugar de un festival, como celebran todos los años, esta vez se anunció una corrida de toros con seis espadas. Los toros lidiados no eran ni de festivales ni de corridas de toros. La plaza de Los Califas cumplió cincuenta años, una historia escrita con las luces y sombras propias de la fiesta de los toros. El detalle más emotivo fue el paseíllo. Delante de los matadores anunciados la misma terna que toreó el día 9 de mayo de 1965, Montilla, El Cordobés y Zurito, recibieron el homenaje popular.
La corrida comenzó gafada. El primero se partió una pata al pasar sobre el dibujo que adornaba el ruedo. La pintura roja hizo resbalar al toro de Fuente Ymbro y se partió una pata. No se lo pudieron llevar los cabestros y Jaime Padilla lo descabelló desde un burladero. Además, fue preciso regar el ruedo y alisarlo. Cincuenta minutos tardaron las maniobras. Un verdadero disparate.
Finito de Córdoba salió al ruedo contrariado. El sobrero de Garcigrande era, como toda la corrida, chico, flojo y noblón. El problema es que Finito no estuvo por la labor. Dejó por allí algún muletazo muy bello dentro de un conjunto deshilvanado. Con la espada dejó ya muy claro que no estaba clarividente.
Morante se lució en un quite precioso a la verónica. El pulso lento de las muñecas del torero de La Puebla dibujó el lance fundamental con elegancia suprema. La faena a un toro insignificante y flojo fue de detalles aislados, pero un ayudado por bajo fue sencillamente monumental. Adornó su labor con molinetes y dejó una buena estocada.
El Juli se sobrepuso a un toro flojo de Garcigrande en una labor de mano baja y mucho mando. El toro, algo incierto al comienzo, acabó prendido en la muleta del madrileño. Al final se apoderó de la voluntad del toro de forma absoluta.
También cortó una oreja Manzanares a uno de El Pilar que sembró el desconcierto en los primeros tercios. El de Alicante toreó mucho sobre la derecha con poder y tratando de superar los problemas del toro. Fue una labor de entrega y a ratos de calidad. Lo mató bien y todos contentos.
El de Cuvillo fue un buen toro por cuanto tuvo duración y mucha clase, aunque no estaba sobrado de fuerzas. Talavante deslumbró a la plaza en una faena mezclada de temple, buen gusto y detalles de improvisación muy logrados. Fue el mejor toreo de la tarde. La plaza rugió con su personalidad y se entregó al matar de una buena estocada. Las dos orejas, por comparación, estaban justificadas.
El hijo de Manuel Benítez, de nombre Julio Benítez, tropezó con un toro exigente para quien torea poco. Se echó de rodillas con el capote y estuvo ánimos, pero a su faena le faltó consistencia, sobre todo porque las tandas fueron muy cortas. El toro más serio fue a las manos del torero con menos rodaje.
En resumen, un festejo muy largo, toros muy bajos de casta, salvo el de La Palmosilla, y un torero muy centrado y en forma: Alejandro Talavante. Fue quien celebró el cumpleaños por todo lo alto.