Alvaro del MoralÁlvaro R. del Moral.- Los 30 eventos de Morante. El diestro de La Puebla siguió la estela de El Juli en la organización de una cuidada gala -trufada de la propia personalidad del artista cigarrero- que sirvió para desvelar el calendario de una temporada que ya está en marcha. Lo dijimos la semana pasada y lo repetimos ésta. Este tipo de actos sirven para reubicar el toreo en el mundo de hoy; suman mucho más de lo que restan pero la premeditación está reñida con la propia naturaleza de una profesión sujeta a muchos azares en lo bueno y en lo malo. Y de muestra un botón: el mal juego de los toros de Juan Pedro Domecq sentenció el primer acto del famoso calendario de eventos en la bombonera de Olivenza. Morante -que actuó con Ponce y Talavante- no logró acabar con todo el papel en una feria en la que apabulló un enrabietadísimo  Juli -que sí reventó la taquilla en la jornada del sábado y triunfó como ganadero-, asustó un irreductible Ferrera y puntuó  un Talavante que estrenaba paleta de colores nuevos. También hubo lugar para la esperanza. Ginés Marín, hijo del pueblo, sorprendió a propios y extraños como novillero con futuro y personalidad. Ahora toca cuidarlo. No se me ha olvidado: ojo con Perera…

Y se presentan los carteles… Con o sin el ruido levantado en las redes sociales, casi nadie comprendió el alzamiento de los Cinco a pesar de los excesos verbales de Canorea. Pero los empresarios ya sabían de sobra antes del almuerzo del Arenal que algo se estaba cociendo. El resto es sabido. Aquellas prescindibles declaraciones se convirtieron en el clavo ardiendo que necesitaban algunos para agarrarse. Consumada la rebelión, las figuras esperaron una comunión que no llegó y el aficionado -del que se esperaba que tomara partido- se sintió en tierra de nadie; desamparado por unos y por otros. El caso es que el sentimiento que se palpa en la calle es triste, para qué vamos a engañarnos. Los gerentes de la empresa Pagés presentarán hoy mismo unos carteles que se parecen poco, muy poco, a su propio espejo. Más allá de esas sonadas y conocidas ausencias del Club de los Cinco se echan de menos algunos nombres que habrían dado una débil capa de barniz a este o ese cartel. Por otro lado, hoy conoceremos también los necesarios rebajes económicos de un abono menguante que ya venía descendiendo en caida libre -con o sin las figuras- en el último lustro. En cualquier caso, la feria es la que es y se encuentra lejos, muy lejos, de la que todos habríamos soñado. El tiempo se encargará de ajustar cuentas con unos y con otros y, en el caso de los toreros, revelará hasta que punto ha servido este amargo empeño. Los carteles serán hoy públicos y oficiales. La tardía feria de mayo habrá que juzgarla cuando acabe. Mientras tanto, no son pocos los toreros más o menos modestos que aprietan los puños y los dientes en espera de esas sorpresas de última hora que les permita encarmarse a la cartelería sevillana. Lo dejamos ahí.

Más cosas de aquí y de allí. Aunque unos y otros hablan de sueños, deseos y demas calzoncilleces, lo cierto y verdad es que el personal empieza a estar más que cabreado con el silencio administrativo del genio más esperado. Mientras tanto, José Tomás anda cubriendo una sigilosa agenda de jornadas camperas en la que ha sido menos visto que el Maquis. Ya ha trascendido que actuará el 3 de mayo en una corrida intrascendente a celebrar en Juriquilla para despedir a Fernando Ochoa, un diestro mexicano desconocido en este lado del charco. En esa tesitura -después de acabar con la paciencia del onírico Simón Casas- se antoja ya imposible que Tomás se enfunde el vestido de torear en la Malagueta para estrenar la Pascua Florida. La programación que Morante y El Juli presentaron entre vino y rosas sí coloca sus nombres a orillas del Mediterráneo aunque -descartados Ponce y Manzanares- todo hace indicar que el tercer espada tendría, si lo tiene, el nombre de Perera o Talavante. La prueba de fuego, una vez más, será el termómetro de una taquilla que también arrojará sorpresas -por arriba o por abajo- ese mismo día y a esa misma hora en la plaza de la Maestranza. La presentación del cartel malagueño ya no tardará mucho aunque no sabemos cuanto se demorará el descubrimiento del quinto secreto de Fátima, léase Galapagar. Y nos adentramos en la gran temporada esperando que el fuego antiguo de las Fallas -una feria que ha despertado ilusiones- alumbre la llegada de la Primavera. Doblan Ponce, Morante, El Juli y un Manzanares que ha enseñado demasiados duelos y quebrantos en la cita de Olivenza.  Mientras tanto, los carteles de Madrid andan corriendo por la calle consagrando ese largo y estrecho mes de toros que goza de unas vibraciones distintas a otros años. Las nueces caídas en Sevilla han sido recogidas en Las Ventas y la mayor parte de las figuras sí han asumido aquí la responsabilidad a la que les obliga su rango. Las combinaciones de San Isidro -que se solapa con la Feria de Sevilla- pronto serán oficiales y darán definitiva carta de naturaleza a esta extraña, conflictiva e inédita temporada que ya ha echado a andar.

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