Pedro Gutiérrez “El Capea” ha completado su primera temporada completa como matador de toros. El salmantino ha hecho una temporada para tomar impulso, aunque no ha pisado las grandes ferias ni las plazas de mayor responsabilidad. Este paso adelante será el objetivo de este torero, que como hijo de una gran figura del toreo lucha por deslindar su nombre del de su progenitor.

¿Cómo juzga su primera temporada de matador de toros?
Ha sido un año bastante duro. He aprendido mucho y he sufrido a la propia fiesta, porque me pasado cosas que dan mucho que pensar, como que no me contraten en plazas en las que triunfé antes sin ninguna explicación. En lo que se refiere a la faceta taurina ha sido difícil y bonito. El comienzo fue complicado por falta de suerte, pero por fortuna de mitad de temporada adelante puedo decir que me vine arriba y he acabado mejor y con muchas esperanzas para el año que viene.

¿Por qué ha faltado a plazas de referencia como Sevilla y Madrid?
De plazas de primera sólo he pisado la de Valencia. Debe ser que mis apoderados no han considerado oportuno que me presenta. A todos los toreros nos encanta torear en ambas y estoy loco porque llegue el momento de hacer el paseíllo tanto en Sevilla como en Madrid. No es posible saber qué hubiera pasado en el caso de anunciarme, pero la realidad es que faltar a Sevilla y a Madrid tiene su reflejo en el resto de la temporada, más si hay triunfo, aunque ahora hay ferias que se rematan antes incluso de ver sus resultados.

¿Ha influido mucho en el juicio de los públicos que hayan acudido a ver al hijo del Niño de la Capea?
Pienso que sí. La gente se acuerda de mi padre, de las tardes grandiosas de un figurón del toreo. Quieren ver en el hijo la prolongación del padre y eso es muy complicado, pero en fin, con amor propio se puede intentar superar esa comparación.

De su toreo se ha dicho que es campero. ¿Cómo lo ve el propio torero?
Me hace gracia eso del toreo campero, porque la realidad es que todos los toreros tienen un toreo campero. El campo es la base de todo en el toreo. Por mi parte, como por parte de todos, creo que debo evolucionar para perfeccionarme. Mi padre dice que todavía sigue aprendiendo. Intento corregir defectos técnicos y de estética, pero todo eso debo hacerlo en el campo.

¿Está confiado en sus posibilidades para la próxima temporada?
No me queda otro remedio. Este año ha sido fundamental, he aprendido mucho, y todo eso debo ponerlo en práctica en el año que viene. Me sostiene la ilusión de mejorar y demostrar que estoy aquí por méritos propios.

¿Seguirá la familia Lozano al frente de su carrera?
Estamos en muy buena sintonía y seguiremos juntos. Poco se puede añadir de ellos en el plano taurino, pero son unas grandes personas y me han apoyado mucho. Estoy muy contento a su lado y seguiremos juntos.

¿Ha sido justa la prensa con El Capea?
Voy a generalizar. La prensa taurina se fija más en los defectos de los toreros, más en el caso de los nuevos, que en las virtudes. Todos los toreros pueden tener detalles positivos en cualquier tarde, incluso en las que no ha habido triunfo, y eso hay que resaltarlo para que los aficionados valoren más a los lidiadores. El momento es delicado, pero si no vemos más que lo malo nunca apoyaremos a la fiesta.

¿Cómo fue su paso por Salamanca?
Ha sido algo increíble y extraña. El primer día la gente se volcó conmigo pero el presidente fue duro con las peticiones de oreja; al día siguiente, todo fue distinto. La gente estuvo en mi contra sin que conozca bien las causas. En fin, tendré que volver a la plaza de mi tierra para saborear un triunfo.

¿Cuáles son los mejores recuerdos del final?
Hay muchos. Estuve a buen nivel en Murcia, Albacete y Valladolid, aunque la espada no funcionó de forma adecuada. Este final me ha dado mucha moral. El toreo es mi vida y voy a seguir en la lucha.

LO MEJOR DEL AÑO

Lo mejor del año ha sido la superación en una temporada muy comprometida para alguien joven como es mi caso.

LO PEOR DEL AÑO

Lo más malo de esta temporada, que ha tenido cierta influencia en el resto, fue el comienzo, con actuaciones con poca suerte en Castellón, Valencia y Arles.