Carlos Crivell.- San Isidro, malo en conjunto, está siendo revelador en algunos aspectos. Las grandes ferias ponen orden en todos los gremios. Escribo recién finalizada la corrida del viernes. Aún siento escalofríos al ver el pitón del primero salir por la boca de Julio Aparicio. La suerte o casi al muerte. Tantos pitonazos acaban en el vacío y esta vez agarró presa en un lugar terrible. La misma fortuna se vuelve propicia para El Cid en el segundo, cuando el toro lo lleva de un pitón a otro sin hacer presa. Y otros detalle de la suerte. Morante sigue negado con los toros. En una corrida en la que han embestido tres, , ninguno ha recalado en las manos del artista. Ahí dejó lances inmensos y pases sueltos que obligan a volver a verlo en la próxima, porque está el torero en un momento dulce.

Pero, ya finalizada la corrida, serenado el ánimo por lo presenciado, siento un desagrado tremendo. El Cid ha toreado muy bien a dos toros y ha cortado una oreja en el sexto. Madrid, puesta en pie, ha ovacionado con clamor a quien ha sido uno de sus toreros preferidos en los años recientes. El Cid tampoco estaba muerto. Está vivo y coleando.

El día anterior a la corrida me advirtieron de un intento de boicot al de Salteras por parte de un sector al que no le agradaba la sustitución del festejo del viernes. No me lo podía creer. Si algo así sucedía, sólo podía partir de muy malos aficionados. No las tenía todas conmigo. En algunas crónicas previas de un festejo donde Manuel Jesús no toreaba se cuestionaba la sustitución. Se ha considerado que era una falta de respeto. En los portales, recién llegados al mundo del toros, hablaban de injusticias, naturalmente una de ellas era la nueva aparición de El Cid. No sé si alguien pedirá perdón, admitirá que se pasó en sus palabras o incluso si será capaz de tener el detalle de juzgar al de Salteras con la vara de la justicia. No lo sé. Escribo recién finalizada la corrida.

El Cid, en otro guiño de la suerte por el lote al que se ha enfrentado, ha estado toda la tarde sereno, torero y templado. La faena al sexto ha sido hermosa por la calidad del toreo con la derecha. El Cid no se ha parecido al torero de Sevilla ni al de sus dos primeras tardes isidriles. El torero ha recuperado la confianza y su sitio de siempre. Ahora, los que los habían enterrado por sus tardes desafortunadas, los que lo habían vituperado por anunciarse en esta sustitución, todos deberían entonar un mea culpa. Hay mucho sensacionalismo en las informaciones y en los textos. Debe ser cosa de la competencia (o de la ignorancia) y se pierden los estribos con facilidad. Me alegro por El Cid. Espero que los tremendistas de la información admitan que se habían precipitado.

A %d blogueros les gusta esto: