Francisco Rivera Ordóñez tomó la alternativa en Sevilla en una corrida muy significativa el día 23 de abril de 1995. Se trataba de la ceremonia de doctorado de un torero con el mayor caudal de sangre torera imaginable. Por la doble vía de sus progenitores se respiraba toreo. Francisco podía presumir, como gran emblema de su profesión, de ser nieto de Antonio Ordóñez e hijo de Paquirri.
Se han cumplido 25 años de su feria del año 1995. Tomó la alternativa y triunfó a lo grande en el siguiente festejo. La corrida de su alternativa era de antemano un acontecimiento. Y después de su celebración, también. Fue el día que Francisco reclamó un sitio, por sí mismo, en la fiesta. Cortó dos orejas con gran sorpresa para muchos que no le conocían como torero. Fue, asimismo, un día triste para su padrino, Espartaco, que fue cogido con graves consecuencias para su futuro. El testigo fue Jesulín y los toros, de Torrestrella.
El aniversario que queremos recordar es la corrida celebrada esa misma feria el día 26 de abril, en la que se lidiaron tres toros de Los Guateles y tres de Sánchez Ybargüen por las cuadrillas de César Rincón, Enrique Ponce y el propio Rivera Ordóñez, que ese día toreó su segunda corrida como matador de toros. La corrida transcurrió sin grandes momentos de interés hasta que salió el sexto, de nombre ‘Escandaloso’, nº 11, negro zaíno, de 532 kilo, con el hierro de Sánchez Ybargüen. Había podido cortar la oreja al primero de su lote, un toro de Los Guateles. A ese sexto le cortó las dos orejas que el presidente Francisco Teja concedió sin votos en contra.
En Diario 16, en su crónica decía Barquerito: “Arrebatador triunfo de Rivera Ordóñez en su segunda corrida de toros. Todo tan fuerte, tan conmovedor y tan contundente, que se tiene, después de eso, la sensación de que el toreo se rinde a sus pies. O de que el toreo toma aire nuevo, aire que lleva su nombre… El toreo de Rivera volvió a retumbar en dos entregas tan cautivadoras como convincentes. De torero que con la misma pasión entra por el corazón que por la cabeza o los ojos. Pues Rivera Ordóñez es, antes que nada, valor, valor, valor. Estuvo por encima de los dos, fue dueño de los dos y a los dos los tuvo en la mano a su antojo en otras tantas faenas de perfecta medida”.
En la misma edición de Diario 16 del 27 de abril de 1995 firmé un texto con el título de: “Sevilla lanza un torero a la fiesta”. Entre sus líneas entresaco algunas: “No se puede torear con tanta frescura, la cabeza tan despejada, el arte tan a punto y el valor tan sereno. Los pies atornillados y los brazos sueltos para tirar y mandar al toro. Rivera quiere ser torero”.
En El Correo de Andalucía, con el título “Hijo y nieto de nadie”, comentó Antonio García Barbeito: “En dos tardes se ha quedado sin familia. Ya no es hijo ni nieto de nadie. Vino, desconocido y entre algodones de comentarios, de la mano de su abuelo y de la memoria de su padre. Se soltó de los dos y ya anda solo. Y sabemos quién es”.
También en El Correo de Andalucía, José Enrique Moreno afirmó en su crónica que “Rivera sale de Sevilla en figura”, para comentar que “hubo dos momentos en la faena de Rivera Ordóñez a ‘Escandaloso’ en los que la plaza estaba en pie… El toro comenzó a venirse arriba en banderillas, donde humilló y se desplazó en el capote de Hipólito. En la muleta era difícil atemperar a un animal que necesitaba ir sometido y que, a veces, se paró en la mitad de la suerte. Francisco lo consiguió estando de verdad, por ello ligó los muletazos y los prolongó hasta lo imposible. Cuajó una faena plena de emoción, poder y arte”.
Manuel Ramírez, en su columna de ABC de Sevilla tituló “Usted, maestro Ordóñez”. El propio torero le confesó a Fernando Carrasco que “Cada vez me acerco más; a la tercera tarde vendrá la Puerta del Príncipe”.
Tanto la temporada de su alternativa como las que le siguieron fueron de triunfo para Rivera Ordóñez, aunque esa Puerta del Príncipe que soñó no llegó nunca. Lo tuvo cerca el 14 de abril de 2005 cuando le cortó las dos orejas al toro ‘Virtuoso’, nº 4, negro, de 550 kilos, de Jandilla, al que le cortó las dos orejas. Otra tarde de triunfo había llegado el 14 de abril de 1997, fecha en la que le cortó una oreja a cada uno de sus toros de González Sánchez Dalp y Manolo González. Fue el día que Joselito salió por la Puerta del Príncipe.
La carrera de Rivera Ordóñez fue mejor en sus comienzos que al final. Tal vez, aquello que se presagió en el año 1995 no se confirmó en trayectoria posterior. Con el paso del tiempo se convirtió en un torero muy técnico, templado, aunque alejado de arrebato de sus primeros años. Para conectar con más intensidad, comenzó a colocar banderillas. Y desde el año 2008 se anunció como Paquirri en los carteles.
En el año 2012 anunció su retirada de los ruedos después de torear el 13 de octubre en Zaragoza. Nadie esperaba su vuelta, pero en 2015 se volvió a vestir de luces en la plaza de Olivenza. El destino le tenía reservada una cornada muy fuerte, de esas que arrugan a cualquiera, el día 10 de agosto en la plaza de Cuenca. Como prueba de su casta torera dijo aquella famosa frase de que “un torero no lo puede ir de los toros después de salir de un hospital”. Se retiró de nuevo de los ruedos en el año 2017, aunque volvió por un día en Jerez en 2019.
En la plaza de Sevilla actuó en 2 novilladas en las que logró un trofeo y en 39 corridas de toros con un balance de 12 orejas. En la corrida de su despedida de la afición sevillana, celebrada el 1 de mayo de 2017, paseó una oreja. Toreó ese día con El Juli y su hermano Cayetano.