Carlos Crivell.- Los toreros locales modestos viven estas fechas con la incertidumbre de saber si podrán torear en Sevilla en la Feria de Abril. Se ha quitado el cartel de seis toreros, que no era una buena opción, aunque ofrecía a seis de ellos la posibilidad de hacer el paseíllo en la Maestranza. Ahora serán dos corridas normales, previsiblemente el domingo 7 de abril y el martes 9. Nadie puede asegurar que estos carteles están conformados por toreros locales en su totalidad. El drama para los espadas que anhelan su inclusión se acrecienta. No todos tienen las mismas credenciales, pero todos piensan que tienen suficientes méritos para acudir a Sevilla.

Me acuerdo de Oliva Soto, que el año pasado declinó torear en la seis para seis. Está ilusionado con poder torear esta temporada en la feria. Es lo mismo que les ocurre a Lama de Góngora, Rafa Serna o El Astigitano (antes Ángel Jiménez). Lo tiene más fácil, según parece, Alfonso Cadaval, que tiene mejores conexiones con la empresa. Quien sí debe estar es José Ruiz Muñoz, que dejó una gratísima impresión en 2023. Nadie se acuerda ya de Pepe Moral, en su día un especialista con la de Miura. Y queda el caso de Javier Jiménez, al que el triunfo de su hermano ha dejado relegado en un segundo plano. Además, el utrerano Curro Durán reclama su alternativa, amparado en las orejas cortadas en las dos últimas temporadas.

Muchos nombres para tan pocos puestos. Habrá decepciones muy grandes. Es el drama de los toreros locales, que luchan con dignidad por alcanzar sus sueños y que es posible que todo acabe en una gran frustración.

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