Chantal de la Cruz.- En el segundo día pleno feria que hoy mismo ya ha dado comienzo muchos ya habrán disfrutado del jolgorio del Real. Las calles de albero que los sevillanos pisamos estos días les deben sus denominaciones a los nombres de los célebres toreros que con su maestría embrujaron la crítica taurina desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días. Este repaso comienza con el mayor de ellos, siendo Joaquín Rodríguez, o mejor dicho, Costillares, quien tomaba la alternativa en 1763. El más joven encarna la figura de Curro Romero, diestro que aún se encuentra entre nosotros y nacía en Camas en 1933.
Completan este especial homenaje que hace la Feria de Abril cada año el recorrido por la historia de las faenas que hicieran también José Delgado Guerra Pepe Hillo, Manuel García Cuesta Espartero, Francisco Vega de los Reyes Gitanillo de Triana, Pascual Márquez, Ricardo Torres Bombita, Antonio Mejías Jiménez Antonio Bienvenida, Manuel Jiménez Moreno Chicuelo, Ignacio Sánchez Mejías, Manolo Vázquez y Rafael Gómez Ortega.
Hay tres nombres que sobresalen sobre los citados maestros en el coso que cualquier amante de los toros sabrá: Pepe Luis Vázquez, Juan Belmonte y Joselito el Gallo.
Arte, poesía, pureza y autenticidad. Así han definido los periodistas Carlos Crivell y Antonio Lorca al diestro de San Bernardo en una biografía que vio la luz el pasado mes de marzo bajo el título Pepe Luis Vázquez, Torero de culto. En la obra publicada por la joven editorial El Paseo, Crivell y Lorca, que bien conocieron al torero, cuentan que el de San Bernardo ejecutaba cada faena con una maestría que guardaba cierto parecido con Chicuelo o con Joselito el Gallo. Además, su estilo se asemejaba a su forma de ser tímida y humilde. El torero nacido en el año 1921 cuenta con una estatua en su honor situada frente a la Real Maestranza de Caballería. Murió en el mes de mayo de 2013.
El Pasmo de Triana
Se llamaba Juan Belmonte y nació en 1892 en la calle Ancha de la Feria, la que se sitúa hoy en el lateral izquierdo de la Iglesia de Onminum Sanctorum si la contemplan de frente. Vestía de luces por primera vez en Portugal, y se dedicó al ruedo durante casi toda su vida hasta su retirada, momento en el que decidió vivir de la ganadería. Su figura revolucionó el mundo del toro a principios del S.XX. Su banderillero, Joaquín Miranda, fue gobernardor civil tras el final de la Guerra Civil en 1939. El rival incondicional de esta figura clave en el mundo del toro fue nuestro siguiente y último protagonista: José Gómez Ortega.
El niño prodigio de Gelves
Joselito el Gallo ya pertenecía a una familia de toreros cuando vino al mundo en Gelves en 1895. Joselito el Gallo era un niño prodigio que aprendió la técnica en la escuela taurina de la Alameda de Hércules, pero que posteriormente ejecutó con su arte particular en el coso.
Las famosas mariquillas que porta la Esperanza Macarena fueron un regalo que el diestro le hizo tras regresar de un viaje a París en 1913. Al torero de etnia gitana le sorprendió una muerte inesperada para todo el público que contemplaba la corrida de aquel 1920 en Talavera de la Reina. El de Gelves no estaba en un cartel en el que inicialmente solo toreaban Rafael Gómez (su hermano), Ignacio Sánchez Mejías y Larita. Por su maestría, y quizás también por este infortunio, hoy se le considera una leyenda del toreo del siglo pasado. Al día siguiente de su muerte la Macarena amaneció vestida de luto, otro hecho insólito que supuso un momento histórico ya que ha sido una de las dos únicas veces que lo ha hecho. La última ocurrió el año pasado, el día de los Santos Difuntos. En el cementerio de San Fernando de Sevilla hay un mausoleo dedicado a su figura.
- Publicado en El Correo de Andalucía el 1 de mayo de 2017