Daniel Crespo. Foto: Aplausos

Rocío de la Oliva Martos.– El movimiento de las redes sociales parecía indicar que había mucha devolución de entradas tras la caída del esperado Pablo Aguado, pero al final no se notó, en parte porque había que personarse en la taquilla, en parte porque toreaban dos figuras, El Juli y Manzanares. Lo sorprendente es que el sustituto de última hora, a pesar de conocerse la baja desde primeros de semana, abrió la puerta grande con dos orejas, el portuense Daniel Crespo. Que por cierto tomó la alternativa el año pasado en la misma plaza y no ha vuelto a hacer otro paseíllo.

El encierro, como podrán intuir ustedes por el cabeza de cartel, fue de Garcigrande – Domingo Hernández, nobles y manejables excepto el quinto, que soltaba mucho la cara y costó trabajo meterlo en la muleta.

La esclavina pegando en el cuello de los toreros no pone precisamente de buen humor a estos. Muchísimo levante que tampoco ayudó al desaparecido, en toda la tarde, Juli. Cosa poco usual en él, pero tanto en el primero como en el cuarto pegó pases sin sentidos y solo se hizo presente en un buen quite por chicuelinas en el abre plaza. Espada nefasta. Ovación desde el tercio y silencio.

La resurrección de Manzanares se ha hecho patente en los últimos días, se habla que entrena con Paco Ojeda y eso parece un aliciente en el torero. Poderoso todo el tiempo, aunque siempre citando al hilo del pitón, quiso y pudo cortar una oreja en ambos que quedó en dos saludos desde el tercio. ¡Ay la espada!  Segundo y quinto fueron toreados estupendamente a la verónicas y rematados con unas revoleras torerísimas. El segundo solo era posible por el pitón derecho. En el quinto nos regaló unos naturales hondos, templados, muy lentos, de ese Manzanares que hacía tiempo no se veía. Tarde sin espada. Ovación y ovación.

Y la sorpresa fue Daniel Crespo, que le mojó las orejas a las dos figuras. Nadie diría que lleva un año sin ponerse el traje de luces. No solo estuvo digno, sino que además estuvo muy bien. No se cómo, pero se olvidó de las dos rachas más fuertes de viento de toda la tarde. Su repertorio fue de torero de valor, pases cambiados por la espalda con menos de media muleta, sin  descomponer la figura, siempre pasándoselo muy cerca y ligando muy buenos derechazos. Cabeza fría y tranquilidad marcaron dos muy buenas faenas rematadas con dos estocadas hasta la bola. Oreja y oreja que lo llevaron en volandas por la puerta grande.

El Puerto de Santa María (Cádiz), 23 de agosto de 2019.  Lleno.

Garcigrande – Domingo Hernández.

El Juli: de nazareno y oro, ovación y silencio.

Manzanares: sangre de toro y azabache, ovación tras aviso y ovación.

Daniel Crespo: tabaco y oro, oreja y oreja.

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