El toreo sevillano se manifestó en sus calles para exigir que se le trate con arreglo a lo que merece, según el concepto de evento cultural, y según lo que revierte a las arcas del estado en forma de impuestos. El punto de encuentro fue la Real Maestranza de Sevilla, hasta donde se acercaron personalidades del mundo del toro como Simón Casas, José Cutiño, Pedro Rodríguez Tamayo, Cayetano, Sebastián Castella, José María Manzanares, Pablo Aguado, Espartaco, José Antonio y Tomás Campuzano, El Tato, Santiago Domecq, Carmelo García, Oliva Soto, Curro Durán padre e hijo, Lea Vicens, Fermín Bohórquez, Daniel Luque, Pepe Moral, Juan Ortega, Javier y Borja Jiménez, Matías Tejela, Rafael Serna, Juan Leal, Lama de Góngora, Ángel Jiménez, Manuel Escribano, Curro Díaz, El Cid, Domingo Valderrama, Luis Arenas, Rafael Sobrino, Antonio Nazaré, Manolo Carbonell, Octavio Mulet, José María Almodóvar, Diego Robles, Rafael Moreno, entre otros. Presente en la Maestranza, aunque no hizo el paseo por recomendación sanitaria, Andrés Roca Rey. También se hicieron presentes muchísimas peñas de aficionados de la provincia, así como distintas Escuelas Taurinas.

A las 19,40 se inició la marcha con el acompañamiento para regular el tráfico de la Policía local de Sevilla, así como de la Policía Nacional. En un ambiente reivindicativo, acompañados por una charanga que tocó pasodobles, el paseo fue modélico por el orden que se mantuvo y porque en todo momento se guardaron las distancias de seguridad que ordenan las autoridades sanitarias.

Al cabo de una hora se llegó a la Plaza de España. Cerca de 4000 personas llegaron hasta el maravilloso recinto que levantó Aníbal González. Tras un minuto de silencio por las víctimas de la pandemia, y con los toreros presentes subidos en uno de los puentecillos de la ría, Espartaco leyó un breve manifiesto para exigir el tratamiento justo para el toreo. El poeta José León también participó para agradecer a las Fueras y Cuerpos de Seguridad del Estado su colaboración en el paseo. Se recordó a los hombres de plata, de los que había una gran cantidad, como los que de manera más dura están sufriendo esta crisis, lo mismo que los ganaderos.

Fue una jornada de hondo sabor torero. Todo el mundo se comportó con exquisita corrección, sin aglomeraciones, pero juntos a la hora de reclamar lo que se le está negando al mundo de los toros.