El libro de José Luis López, El Toro y su entorno, aborda hoy el tentadero de machos, una de las faenas camperas más hermosas que pueden contemplarse.

14 (F) TIENTA DE MACHOS

En la eterna tarea que persigue todo ganadero, de buscar la bravura de sus toros y apurar los medios conocidos para fijarla, todas las faenas camperas encaminadas a conocer mas al animal y saber mejor de su comportamiento, son puestas en practica por los criadores, pues mientras mejor conozcan a sus reses, a su ganadería, más cerca estarán de criar ese toro ideal, que la afición de todo ganadero tiene en su mente.

Nunca será el perfecto, pero si estará muy cerca del que tantas y tantas noches han soñado que corría por la dehesa, sorteando las encinas y alcornoques, embistiendo con bravura a los rayos de luna llena, que lo pasaba una y otra vez, con su muletilla de amapolas, mientras las estrellas del universo, aplaudían con sus destellos, la nobleza, el trapìo y la raza del toro bravo.

Entre estas faenas camperas se encuentra la tienta de machos, totalmente diferente a la de hembras, pues mientras a las vacas, como ya hemos descrito, se les hace una faena prácticamente igual a las que se le realizan a los toros en los festejos públicos, a los machos, por la memoria prodigiosa que poseen, no se les puede torear con muletas y capotes, por lo que los elementos de la tienta han de ser diferentes. Para ello esta el acoso y derribo.

El acoso y derribo, es una faena destinada a tentar machos a campo abierto. Para ello se precisa un corredero abierto, que debe de ser recto, liso y duro y con una longitud de unos mil doscientos metros. Ha de tener dos corrales situados en los extremos opuestos del corredero, uno de querencia, donde las reses que se van a tentar, pastan tranquilamente desde unos días antes del tentadero (a este grupo de reses se les llama rodeo), y otro corral de salida, al que cada día y con ayuda de los cabestros y los caballos, se trasladan los erales a través del corredero, devolviéndolos de inmediato al de querencia.

El día del acoso, se conducen al corral de salida y desde allí se van soltando uno a uno. El animal corre por su propio instinto hacia el lugar donde ha estado pastando los últimos días, hacia el corral de querencia. En esta carrera es acosado por dos caballistas que se les denomina collera y que van provistos de unas varas de unos dos metros y medio de larga y unos cinco centímetros de diámetro, que terminan en una puya pequeña, a estas varas se les llama garrochas.

Los garrochistas galopan juntos, en paralelo y algo más retrasado que la res. En el lugar elegido por el ganadero para la echada o el volteo, siempre en el tramo final del corredero, para que el eral valla con una carrera más templada, el jinete que no va a entrar a derribar y que se llama amparador, se adelanta algo más galopando al sesgo, para que el derribador empuje con su garrocha al macho, hasta hacerlo caer dando una vuelta sobre si mismo. Para que esta operación se realice con precisión, el derribador ha de situar la punta de la garrocha en el lugar más alto y trasero de las ancas, pues es el punto donde mejor se logra desequilibrar a la res y por consiguiente su volteo será perfecto.

Cuando el eral se levanta, los garrochistas lo citan a favor del corral de salida, por lo tanto contra querencia de la salida natural. El ganadero que ya ha tomado nota de la forma de correr durante el acoso, presta ahora mayor atención a la arrancada, el temple o el ritmo con que la res persigue a los caballistas, yendo, como hemos escrito antes, hacia el corral de salida. Si el animal es manso, se volverá y huirá hacia el corral de querencia.

Es el momento en que el ganadero acaba de tomar las notas oportunas. Ya ha visto el comportamiento de la res, entonces se la deja sola y normalmente vuelve al rodeo, aunque si es muy brava, se queda en le sitio del volteo, desafiante, buscando pelea y hay que encelarla con los caballos para devolverla a los corrales.

Las notas del ganadero son determinantes a la hora de realizar nuevas pruebas en la plaza, de algún macho, que por la puntuación recibida en el acoso y derribo, por su morfología y por su reata o genealogía, tienen condiciones para ser dejados como sementales. Pero aun han de pasar otros exámenes que en caso de ser superados, harán de este macho, un futuro reproductor en la ganadería.

A esta faena campera se le llama retienta, y se realiza en una plaza de tientas, que debe de tener un diámetro mayor, que las habilitadas para la tienta de hembras.

Se requiere un picador, que efectuara la suerte igual que a las hembras, los toreros no utilizan capotes para poner en suerte a los animales y se ayudaran de ramas de olivo o acebuche, para sacar al macho del caballo y volverlo a poner frente a él, cuantas veces crea necesario el ganadero. Si no pasa la prueba del caballo, el eral podrá ser devuelto al campo y lidiado en cualquier espectáculo público. Si el ganadero cree que ha pasado el examen del varilarguero, el torero lo torea con la muleta, para conocer su comportamiento en esta fase, a esto se le llama quemarlos, pues ya no se podrá lidiar en ningún espectáculo taurino, por lo que si también pasa la prueba de la muleta, se quedara en la ganadería para padrear, y si no obtiene la puntuación deseada por el ganadero, el torero finalizara la faena matándolo a estoque, después de torearlo con la muleta.

También se puede realizar esta faena a campo abierto, si el ganadero estima que la res ha pasado las pruebas anteriores del acoso y derribo. Se hace a campo abierto, en el mismo lugar del volteo. Se sitúa un caballo de picar, generalmente más liviano que el tradicional, que se llama caballo tentón, y que se presenta al animal contra querencia, cuando este ha sido volteado y hace frente a los caballistas.

El picador lo cita, y los garrochistas son los encargados de sacarlo del caballo con sus monturas. Al igual que en la plaza, esta operación se repite las veces que el ganadero crea necesario para convencerse de la bravura del animal, que si pasa la prueba también se toreara con la muleta, en el campo despejado, siendo una de las faenas camperas más bellas de cuantas se realizan en el campo bravo español.
 

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