Enrique Ponce logró encandilar a Sevilla con dos faenas de valor. La primera a un toro difícil y peligroso. La segunda, a un toro que acabó siendo bueno por la inteligencia del espada y por su buen toreo. Falló con la espada y todo quedó en una vuelta en el primero y dos en el cuarto. Morante, simplemente artista en detalles puntuales. Miguel Angel Perera, verde y afanoso, debió romper más al sexto.
Toros de Zalduendo, el cuarto como sobrero. Desiguales de presencia y juego. Complicado el primero, manejable el segundo, difícil el tercero, bueno el sobre cuarto, manso el quinto y noble el sexto.
Enrique Ponce, vuelta al ruedo tras aviso y dos vueltas al ruedo tras aviso.
Morante de la Puebla, silencio y bronca.
Miguel ángel Perera, silencio y ovación tras aviso.
21 de abril de 2006. No hay billetes. La cuadrilla de a pie de Enrique Ponce fue obligada a saludar en el cuarto después de un extraordinario tercio de banderillas.