Juan Manuel Pérez Alarcón.- No quiero ser pesimista o fatalista, en un tema tan comentado y analizado, pero me temo que esta Feria de Sevilla va a ser un punto de inflexión en la historia y tradición taurina porque noto en el ambiente cierta inseguridad, tristeza, odio y resentimiento y sobre todo una cierta nostalgia de que cualquier tiempo pasado, por malo que fuese, era mejor que éste. Y eso hasta en el Real de la Feria es preocupante. Y me explico. Hasta la persona menos aficionada en una conversación de la caseta te comenta que le expliques el «lio de Canorea con las figuras», cosa que me niego porque a la Feria se viene a disfrutar de tus amigos y el ambiente, y daría para hablar el asunto una eternidad. Pero ese amigo se ha dado cuenta hoy lo que ocurre en la fiesta, y en Sevilla, cuando ha observado que un miércoles de feria no se ha llenado la plaza (algo menos de 3/4), y ha notado el baile de corrales, y varios toros impresentables de Garcigrande/Domingo Hernández , y otro de Jandilla, de mejor presencia y juego, que ha remendado la corrida titular. Corrida de Garcigrande donde algunos toros se tapaban por la cara, y algún otro que no debió salir al ruedo (4º), de escaso juego, sin raza y mansos.
Sobre los toreros, señalar que Manuel Jesús «El Cid» tuvo un primer oponente de Jandilla con poca raza, pero noble, y que no término el torero de acoplarse del todo. Con el capote transmitió poco en el saludo y en el caballo fue picado de forma suave por Manuel Jesus Ruiz Román. Ya en la muleta tuvo mejor intensidad con la derecha pero sin los ajustes y velocidad deseada. Al final toro y torero se aburrieron y tras una estocada algo trasera fue silenciado. Creo que el diestro sevillano pudo haber estado mejor, pero el ambiente en la plaza era otro.
Manuel Jesús pulseó la embestida en el saludo capotero del cuarto de la tarde. Un toro de justa presencia y que tuvo cierta raza, aunque manseó de forma considerable en la muleta. Se picó algo más que sus hermanos. En la muleta vimos al de Salteras más centrado con unas primeras series más firmes por la derecha con algún desajuste, que no acople, y que tuvieron su importancia en los remates con el pase de pecho. Faena de más a menos, realizada al hilo del tendido de sol, y que fue perdiendo intensidad. Tras una estocada tendida y un descabello, fue solicitada una oreja que no era mayoritaria, y que la Presidencia con buen criterio no concedió. El de Salteras se premió con una vuelta al ruedo.
Otra oportunidad en Sevilla tenía Daniel Luque que tuvo un primer toro noble pero invalido que tuvo momentos intensos en la muleta pero le impidió bajar la mano por las débiles condiciones del animal. Aun así derribó al caballo. Y así es muy difícil emocionar a la parroquia sevillana. Centenares de pases, – medios pases – que poco ayudaron a calentar el ambiente. Tras un desplante fue volteado y pasó a la enfermería por un pequeña cornada para regresar durante la lidia del cuarto toro.
En el quinto, un toro que apretó en el caballo, se gustó en un templado quite que fue rematado con una media. Pareció que el toro tenía cierta condición pero no colaboró con Luque y el aburrimiento se apoderó otra vez del ambiente. Faena vulgar y con muchos pases marcados por la indiferencia. Otro toro sin alma y sin vida.
Arturo Saldivar sorteó un primer toro que le costaba humillar y que ´se gustó toreando con el capote de forma muy templada. En el caballo tuvo una pelea vulgar. En la muleta estuvo muy digno y valiente y estuvo muy firme por ambos pitones ante un toro que no era cómodo. Valiente y decidido, plantando cara estuvo por encima de su enemigo. Lástima que el de Garcigrande no tuviera el fuelle necesario.
Con el último de la tarde, el toro más rematado de la tarde, Saldivar no pudo lucirse con el capote ante un animal que destacó por su frialdad en los primeros tercios. Un toro que no tuvo raza ni bravura. Saldivar puso voluntad y firmeza en la muleta en un toro que no tuvo capacidad de embestir. Soso y desrazado que puso la guinda para otra tarde aburrida y sin nada positivo. Y van…unas pocas así. Hasta mañana.
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Juan Manuel Pérez Alarcón.- No quiero ser pesimista o fatalista, en un tema tan comentado y analizado, pero me temo que esta Feria de Sevilla va a ser un punto de inflexión en la historia y tradición taurina porque noto en el ambiente cierta inseguridad, tristeza, odio y resentimiento y sobre todo una cierta nostalgia de que cualquier tiempo pasado, por malo que fuese, era mejor que éste. Y eso hasta en el Real de la Feria es preocupante. Y me explico. Hasta la persona menos aficionada en una conversación de la caseta te comenta que le expliques el «lio de Canorea con las figuras», cosa que me niego porque a la Feria se viene a disfrutar de tus amigos y el ambiente, y daría para hablar el asunto una eternidad. Pero ese amigo se ha dado cuenta hoy lo que ocurre en la fiesta, y en Sevilla, cuando ha observado que un miércoles de feria no se ha llenado la plaza (algo menos de 3/4), y ha notado el baile de corrales, y varios toros impresentables de Garcigrande/Domingo Hernández , y otro de Jandilla, de mejor presencia y juego, que ha remendado la corrida titular. Corrida de Garcigrande donde algunos toros se tapaban por la cara, y algún otro que no debió salir al ruedo (4º), de escaso juego, sin raza y mansos.
Nacido en Sevilla en el barrio del Arenal, en la calle Pastor y Landero, frente a la Maestranza. Aficionado a los toros desde su infancia gracias al ejemplo paterno, un viejo amante de la fiesta que vio torear a Guerrita. Abonado de la Real Maestranza desde pequeño. 