Espartaco_Marzo2015Luis Carlos Peris.- Impresionante lección de bonhomía la que dio la otra noche Espartaco. A través de un mano a mano delicioso con Míchel, Juan Antonio fue a pecho descubierto desvelando muchos capítulos de su vida. Explicó con claridad cómo es el miedo en el patio de caballos y cómo la duermevela inquietante de la cuenta atrás hasta liarse el capote de paseo. En su modestia innata le dio al futbolista una universalidad que el torero no tiene y el pase de la firma no pudo ser más brillante cuando aunó responsabilidad y agradecimiento. Hermosísima la explicación de por qué vuelve a ponerse el chispeante teniendo un recuerdo cariñoso para aquel Diodoro Canorea que, en cada feria y antes de que surgiese el milagro con Facultades, le daba lo necesario para él y para la supervivencia de su familia. Dijo que se lo debía a Sevilla, pero desde ahora es Sevilla su deudora.

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