Alvaro-Rodriguez-del-MoralÁlvaro R. del Moral.- Hoy se harán públicos los carteles de la Feria de Abril. La historia es bien sabida: la empresa Pagés se ha vuelto a ver obligada a hacer un cesto prescindiendo de algunos mimbres. Manzanares emerge como base del serial y, con o sin ausencias, el ciclo gana en argumentos a la programación del año pasado

Los carteles de 2015 tienen otro pulso. Hoy conoceremos los carteles que vuelven a enjugar por segundo año consecutivo esas ausencias archisabidas, manoseadas y, sobre todo, traúmaticas, que han obligado a trazar unas combinaciones muy alejadas del primer esbozo que manejaba la empresa. Canorea y Valencia mantenían -ya hemos visto que fallidamente- la esperanza de ver revocada una situación que parece tener muy difícil salida. Se lo hemos contado todo con pelos y señales pero seguro que el culebrón dará más capítulos gloriosos. La Feria que se presenta hoy arregla y sale al paso de un problema que –visto lo visto- se ha enquistado sin remedio. Y hablando de remedios: uno de ellos sería la irrupción de una hornada de matadores con tirón en el ruedo y en el tendido. Hasta ahora no ha sido así y la génesis del asunto merece un análisis más detenido pero el caso es que la nómina de la primera fila fue, es y parece que será la misma durante un largo tiempo. Y si miramos al retrovisor recordaremos que el año pasado no se logró reaccionar ante la hégira común. Los gerentes de Pagés parecen haber tomado nota de aquella feria sin argumentos y hay que reconocer que en esta ocasión los carteles gozan de otro pulso. Las gotitas de imaginación y valentía -y el ancho favor prestado por Espartaco, Ponce y las cuatro tardes de Manzanares- han permitido recomponer los platos rotos.

Ausencias, presencias y esperanzas. Y ya que hablamos de platos pondremos sobre la mesa algunos de los de mayor gusto: podemos empezar por la reaparición de Dávila Miura en la corrida de su casa acompañado de Escribano y Fandiño –que vendrá de recetarse seis cucharadas de ricino en Madrid- que han renovado el interés de la fecha más allá del público estrictamente torista de la última jornada de la Feria de Abril. Las tres alternativas -de distinto tirón y circunstancias- son otro de los alicientes del ciclo. La jugada maestra del Domingo de Resurrección coloca a Borja Jiménez ante una oportunidad inigualable y otorga a su maestro Espartaco un loable papel de salvador del abono. Espartaco cerrará un ciclo ese día y tirará, una vez más, de ese carro pesado que llevó manu militari en la segunda mitad de los 80. También se espera mucho y bueno de Garrido, un futuro matador que sólo necesita cancha. El tercer doctorado, de Lama de Góngora, hay que enmarcarlo en las componendas propias de la casa. Pero hay otros nombres que han caído de pie, especialmente el de Pepe Moral, pero también el de Javier Jiménez o Antonio Ferrera, autor de la mejor faena de la última feria y maduro y feliz en la cara de los toros. Rivera Ordóñez, pese a quien pese, mantiene su tironcito mediático.

Presentación inminente. Hasta la una de la tarde de hoy todo es posible aún. Los carteles son susceptibles de cambiar -para bien y para mal- y ahí está ese anecdotario de más de un pimpante apoderado que entró en la presentación roneando de torero puesto para salir con el rabo entre las piernas al duro empedrado de la calle Circo. En cualquier caso, planean algunas ausencias que no habría sido difícil ubicar. La más flagrante -ojo, si se confirma- es la del riojano Diego Urdiales, un torero de contrastada calidad y justo motor que todos los años gotea un puñado de buenas faenas sin lograr dar el salto al primer circuito. Urdiales goza de buena prensa y dejarlo fuera alienta unas justas críticas que habrían sido fácilmente evitables. Dentro del ámbito sevillano también podrían omitirse nombres como el de Salvador Cortés -que apostó todo en Écija- o el de Miguel Ángel Delgado, que comienza a enredarse en un peligroso bucle melancólico. Y para qué nos vamos a engañar: habrían caído mejor que otros a los que no esperaba nadie o les sobra alguna corrida. En cualquier caso, el hilo de la feria es notablemente mejor que el del año pasado. Si llegan los triunfos de los toreros anunciados y los toros reseñados embisten nos redimirán del resto. En sólo un mes sonará de nuevo el pasodoble Maestranza. Allí estaremos.

Publicado el 3 de marzo de 2015 en la edición impresa de El Correo de Andalucía.

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