Manuel Escribano se mostró como un torero de raza en su comparecencia en la plaza de Madrid ante la de Adolfo Martín. Cortó una oreja por una labor de valor sin cuento y entrega absoluta.
Recibió a su primero con una larga cambiada de rodillas en la puerta de chiqueros aguantando el parón del toro y resolviendo con valor y cabeza.
Cuajó un buen tercio de banderillas cogiendo al toro muy en corto para anticiparse y ganarle la acción.
El toro, que salió humillando en los primeros tercios cambió en la muleta, revolviéndose y quedándose en la cadera sin recorrido alguno.
Con la espada, el toro que no pasaba y echaba la cara arriba, le puso el pitón en el cuello rajándole la camisa.
De nuevo se fue a la puerta de chiqueros y de rodillas recibió con una larga cambiada al sexto.
Comprometido, arriesgado y emoncionantísmo tercio de banderillas en el que, tras verse prácticamente cogido y habiendo cambiado el presidente el tercio, tiró de vergüenza torera y dejó de nuevo dos palos.
Con la muleta el toro le pedía la media altura y no llegarle al hocico. Con la muleta en la cadera y alternando los pitones sacó series y muletazos muy meritorios.
Una última serie con la izquierda sacados uno a uno, buscando la colocación entre muletazo y muletazo pusieron a toda la plaza de acuerdo.
Mató de un estoconazo y cortó una de las orejas más de verdad de la feria.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas, Madrid.
Cartel de ‘No hay billetes’.
Diego Urdiales (marino y oro): ovación y ovación tras aviso.
Sebastián Castella (lila y oro): silencio tras aviso y silencio tras aviso.
Manuel Escribano (verde botella y oro): silencio tras aviso y oreja.