Carlos Crivell.– Pasa la temporada y observo que hay cierto desánimo entre algunos aficionados como si no estuviera ocurriendo nada importante. Me refiero a los ruedos. Es como si la tragedia de Iván Fandiño hubiera anestesiado a muchos. Y no es justo porque en esta temporada sí están pasando cosas llamativas en los ruedos (dejo al margen los asuntos políticos y las intrigas mentales de algunos). Es más, me atrevo a advertir que hay algunos festejos que no deberían caer en el saco roto del olvido. Al menos, en mi caso, he presenciado dos corridas en las que las figuras ya consagradas han pisado con energía el acelerador para reafirmar su sitio.

Es el caso de la actuación de Miguel Ángel Perera en las Colombinas de Huelva, donde además de cortar cuatro orejas que valían para cualquier plaza del mundo, escribió una página inolvidable porque reunió en sus dos faenas todas las virtudes posibles: mando, temple, valor, buen gusto… Fue una tarde cumbre que no debe pasar al montón de las anécdotas.

En la pasada Feria de Málaga se ha celebrado una corrida impresionante en la que Castella, Talavante y Roca Rey han salido a defender su lugar privilegiado con uñas y dientes. Con los toros de Victoriano del Rio, Castella firmó una tarde de máxima ambición con el dato añadido de que su tauromaquia ha evolucionado de la verticalidad extrema hacia una expresividad acentuada al abrir el compás. Talavante toreó de ensueño a uno de sus toros. Roca Rey mató un sobrero grande y difícil de Benjumea con un valor y unos recursos que eran la demostración evidente de que tanto el joven peruano como sus compañeros habían acudido a La Malagueta a no dejar que nadie les arrebate ni un gramo del peso que tienen en la Fiesta. Las figuras no están dormidas, ni mucho menos.

Esto sucede cuando todo se ha llenado de palabras por culpa de Morante. Estoy de luto y apenas puedo escribir del tema; ya lo han hecho otros con desigual fortuna. Su ausencia es una tragedia para el toreo. Lo que no es de recibo son las explicaciones que le ha dado a un amigo para justificar la decisión. El toro grande puede ser bien toreado; siempre fue bien toreado por los artistas. Sigo de luto, pero vamos a dejarnos de milongas absurdas. La temporada sigue su curso y hay guerra. Ahí están los ejemplos de Perera, Castella, Talavante y Roca Rey.

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