Huelva_sobreroCarlos Crivell.- La novillada final fue accidentada y preocupante. El quinto  de Cayetano Muñoz fue muy manso, lo que impidió el lucimiento del local David de Miranda. Ante el enfado popular se le echó el sobrero de forma antirreglamentaria. Luego se abrió la Puerta Grande con dos orejas, cuando hay que cortar tres en el caso de lidiar tres reses. Un desastre que al final no le ayuda a un chaval valiente. Muy entonado Lama y con perfiles previsibles aunque con posible futuro el peruano Roca Rey.

Plaza de toros de Huelva, 4 de agosto de 2014. 4ª de Colombinas. Seis novillos de Cayetano Muñoz, bien presentados y de juego desigual. Noble de duración limitada, el 2º; manso encastado, el 4º. El 5º, manso de solemnidad. 

Lama de Góngora, de celeste y oro, media estocada y tres descabellos (saludos). En el cuarto, pinchazo y media estocada (una oreja).

David de Miranda, de añil y oro, pinchazo y estocada (una oreja). En el quinto, pinchazo y media (saludos). En el sobrero, estocada (una oreja). 

Roca Rey, de celeste y oro, pinchazo, estocada contraria y descabello (vuelta). En el sexto, pinchazo y estocada (una oreja).

La noticia del festejo surgió en el quinto. El novillo fue manso de carretas, algo que entra dentro de lo posible. El público se enfadó, pero el palco no podía mandarlo a los corrales solamente por su mansedumbre. No venían a cuento las protestas e insultos que sufrió el presidente. A estas alturas el público ya debería conocer estos detalles. Se puede entender la desesperación por no poder presenciar a su novillero rematando la tarde, pero es algo que forma parte de las posibilidades del toro de lidia. Antes era muy frecuente; ahora es inusual. Será por ello que el respetable no está preparado para la lidia de un manso integral. La furia popular subió de tono cuando el novillo persiguió a David de Miranda y estuvo a punto de engancharlo. La plaza no llevaba razón. David no pudo darle ni un muletazo y lo paso mal para matarlo.

En el colmo de lo absurdo, la empresa le regaló el sobrero al chaval de Trigueros. Se supone que era para calmar al tendido, pero fue un detalle antirreglamentario, que solo contribuye a crear más confusión entre la masa vociferante. En adelante pensarán que si sale un manso se soltará un sobrero.

La otra noticia es que las novilladas volvieron a Huelva después de diecisiete años porque hay un novillero que tiene revuelto el cotarro de los aficionados. Se llama David Pérez Sánchez, natural de Trigueros, y que tiene valor de verdad. En los carteles se anuncia como David de Miranda.

Al primero de su lote, difícil de torear de salida, lo paró con recursos. El quite por saltilleras fue ya un detalle de que este chaval no se arruga. Los estatuarios del comienzo de la faena dejaron ver a un torero firme e impávido. Saltaron lentejuelas de su terno torero. Siguió con el toreo fundamental por ambos pitones con muletazos con temple y dominio, siempre con la figura erguida, siempre estoico ante el animal. Cuando se paró el de Muñoz, la faena se embarulló, algo normal en quien aún anda en trance de aprendizaje. No lo mató bien y la oreja tuvo tintes localistas.

Ya muy tarde se lidió el sobrero. Muy terciado. David pudo al final torear bien de capa a la verónica. Fue volteado en un quite por gaoneras, pero se levantó sin mirarse para culminar el quite. Se dejó enganchar mucho la muleta con la derecha, la faena fue de valor y poca limpieza. Tampoco el de Muñoz le ayudó mucho. Su público se le entregó con fe ciega, olvidando los enganchones y los desarmes. La tanda final con la izquierda fue lo mejor.  Le dieron la oreja, pero no debió salir por la Puerta Grande, ya que es obligatorio cortar tres orejas cuando se han lidiado tres reses. El Reglamento quedó pulverizado ayer en Huelva.

Lama de Góngora anduvo a buen nivel en esta tarde colombina. Lanceó con gusto al que abrió plaza, novillo complicado por el izquierdo, al que toreó bien por la diestra. No duró mucho y el sevillano acortó las distancias.

Con el cuarto se lució en su versión más ortodoxa. Lama dibujó los rechazos con limpieza y buen gusto, para rematar con los de pecho de verdad. También el natural surgió limpio y pleno de buen gusto. No faltaron los adornos exquisitos con trincherilllas y de la firma, para acabar con circulares y demás muletazos de ocasión. La oreja hizo justicia a su buena tarde.

Roca Rey toreó mucho por tafalleras al tercero. Es un torero moderno que tiene aires parecidos a Sebastián Castella, también en manos del mayor de los Campuzano en su momento.  Como virtudes apreciables parece valiente y tiene buena técnica, puesta de manifiesto en la forma de tapar al manso tercero. Al final, con el animal rajado se metió en terrenos de cercanías como hacen los toreros de hoy en día.

El sexto tampoco ayudó mucho al novillero peruano. Comenzó de rodillas con desparpajo. Ya enhiesto, realizó una faena de arrebato con algunos muletazos más templados pero carente de la unidad precisa. Al final se puso a dar circulares, al tiempo que se arrimaba a un animal casi mortecino. Y no faltaron las manoletinas. Todo muy previsible. La oreja fue facilona.

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