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Leonardo Hernandes y Rui Fernandes, a hombros (Foto: Javier Arroyo)

Carlos Crivell.- Leonardo Hernández fue el triunfador del festejo de rejones que abrió la feria de Jerez. Fue accidentado porque comenzó con más de media hora de retraso y las mulillas se negaron a arrastrar dos toros, por lo que hubo de utilizar un vehículo a motor. Leonardo caló en el tendido y mató de manera fulminante. Buena tarde de Rui Fernandez. Sergio Galán falló en la muerte una labor muy seria. Andrés Romero se entregó con suerte desigual. Lea Vicens cortó una oreja y a menor nivel anduvo Manuel Manzanares.

Plaza de toros de Jerez, 5 de mayo de 2026. 1ª de Feria. Casi lleno. Seis toros de Fermín Bohórquez, correctos de presencia, de buen juego con mención para 1º y 3º.

Rui Fernandes: dos orejas.

Sergio Galán: ovación.

Leonardo Hernández: dos orejas y rabo.

Manuel Manzanares: saludos.

Andrés Romero: vuelta al ruedo.

 Lea Vicens: una oreja.

El festejo acabó a las diez de la noche. Es decir, tres horas en la plaza. Más de treinta minutos se cumplieron para dejar el ruedo en condiciones. Además, dos toros se arrastraron por medio de un pequeño tractor que hicieron las veces de mulillas, que se atascaron y se negaron a llevarse a los de Bohórquez. En definitiva, largo el espectáculo con un tiempo inseguro y al final incluso fresco.

Los toros de Bohórquez fueron seis iguales para hoy. De hechuras parejas, todos salieron distraídos al ruedo para mejorar luego su condición. El primero y el tercero tuvieron mucho temple. El sexto se acomplejó – o se lesionó – y deslució la labor de Lea Vicens.

Leonardo Hernández macó la cota alta de la corrida con una labor vibrante que llegó bien al tendido. Con Despacio se lución en las banderillas y llegó al éxtasis con Xarope y sus corbetas para citar antes de clavar con precisión. Las cortas al violín fueron el preámbulo de un rejonazo fulminante que dio paso al entusiasmo de la plaza y las orejas y el rabo para el caballero.

El portugués Rui Fernandes logró una de sus mejores tardes de los últimos años. El que abrió plaza fue un buen colaborador. El lusitano lo templó en banderillas, los quiebros resultaron brillantes, y no importó algún topetazo a la cabalgadura para que tras el rejón definitivo le premiaran con las dos orejas.

Sergio Galán estuvo bien en la lidia de un toro que al principio estaba algo rajado. Galán lo enceló y lo sacó a los terrenos del centro para cuajar una buena labor con Ojeda y Apolo. El par a dos manos de las cortas fue excelente. Falló en la muerte y llegó el primer número de las mulillas, lo que enfrió y distrajo al público.

Manzanares anduvo voluntarioso en una faena con fases de mayor serenidad y otras de desacierto por los nervios de Bandolero, que no obedeció al rejoneador en los momentos de batir para quebrar. No mató bien y también se vio afectado por el número de las mulillas.

Andrés Romero estuvo en su tono de entrega y vibración habitual. Sobre Guajiro su labor fue más atropellada, pero mejoró con Odiel. Había recibido al toro con el marsellés en la puerta de toriles en una escena de belleza campera.

A Lea Vicens le falló el toro, que parecía congestionado, de forma que la gentil francesa acortó su faena. Brilló con Bético y Desafío y acertó con el rejón de muerte.

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