Carlos Crivell.- Buena corrida concurso de ganaderías en Jerez. El toro de Jandilla, de nombre Guajiro, fue muy bravo. Buenos, los de Torrestrella, Santiago Domecq y Fuente Ymbro. Lo mejor lo firmó un magistral Ponce con el de Santiago Domecq. Padilla y El Fandi, bullidores y por debajo de sus toros.
Concurso de ganaderías / Enrique Ponce, Padilla y El Fandi
Plaza de toros de Jerez. 2ª de Feria. Algo más de media plaza. Corrida concurso de ganaderías. Por orden de salida, 1º de Zalduendo, terciado y flojo; 2º de Jandilla, bien presentado, bravo (vuelta al ruedo); 3º de Torrestrella, bien presentado, bravo y encastado; 4º de Santiago Domecq, correcto de presencia, justo de raza y noble (vuelta al ruedo); 5º de Torrealta, bien presentado, tardo en el caballo y de mal estilo; 6º de Fuente Ymbro, bien presentado, sin brillo en el caballo y manejable. Guajiro, de Jandilla, fue el ganador del concurso. Además fueron premiados Padilla, Antonio Montoliú y Daniel Duarte.
Enrique Ponce, de azul y oro, pinchazo y estocada trasera (una oreja); en el cuarto, estocada trasera y caída (dos orejas). Salió a hombros.
Juan José Padilla, de fucsia y azabache, estocada (dos orejas). En el quinto, estocada trasera (saludos). Salió a hombros.
El Fandi, de nazareno y oro, estocada trasera (saludos tras leve petición). En el sexto, estocada trasera (dos orejas). Salió a hombros
La corrida concurso ha vuelto a Jerez. No está claro que el toro actual esté para concursos, y menos que en las bases se imponga que debe tomar tres puyazos el que se lleve el premio. En esta corrida, a la mayoría de los toros se les cambió con dos puyazos solo porque tardearon en la tercera entrada. En este sentido, el único que tomó las tres varas fue el ganador de Jandilla. Los ganaderos modernos estiman la bravura como la capacidad del toro de luchar hasta el final. Es decir, que deben ser bravos en el tercio de varas y embestir mucho a la muleta sin desfallecer en ningún momento.
Decíamos que el toro de Jandilla de nombre Guajiro, nº 133, fue el toro más completo del concurso. El gordo salió pronto. Por ello, algunos toros lidiados más tarde no les dejaron expresarse en el ruedo. El tal Guajiro fue un toro completo. Su bravura tenía como elementos añadidos la prontitud, fijeza y alegría. Fue a todos los cites y duró mucho. Al caballo de Alventus acudió raudo y veloz con alegría. Fue un toro de premio.
Del resto de la corrida hay que destacar al de Santiago Domecq, lo que se llama en el argot un ‘dije’ por sus hechuras, que tomó dos varas con buen estilo y al que cambiaron cuando se lo pensó en la tercera entrada. De hecho, su matador lo dejó de largo y el animal estuvo a punto de ir al caballo reserva. El toro fue de una nobleza excepcional, aunque en su contra hay que reseñar que se rajó al final. De forma incomprensible, ese palco que lo había invalidado para premio, le concedió el honor póstumo de la vuelta al ruedo. Fue un toro noble que cayó en las manos de un señorial y magistral Ponce. El toro de Zalduendo, chico y sin fuerzas, no cuenta. El de Torrestrella también quedó descalificado al no tomar la tercera vara en una decisión acelerada del palco. El toro sacó raza y problemas en la muleta. El de Torrealta, con dos varas sin relieve, hizo pasar un mal rato a Padilla. Cumplió en el caballo y muleta el de Fuente Ymbro.
De esta corrida quedará en la historia del toreo jerezano la excepcional labor de Enrique Ponce con el de Santiago Domecq. A la nobleza del toro se sumó la maestría del valenciano que lo fijó, templó y mandó con muletazos de armonía exquisita, elegancia suprema y técnica admirable. Tandas por la derecha, la izquierda, pases de pecho completos, trincherillas y de la firma, para acabar con los ayudados por bajo rodilla en tierra. El toro acabó rajado. Ponce lo había mantenido en una faena para el recuerdo. Algunos pidieron el indulto del toro. El nivel de conocimientos está a niveles ínfimos, igual que el del presidente, que sacó el pañuelo azul. La maestría de Ponce fue la culpable.
Al primero, un becerrón de Zalduendo, le hizo una faena más liviana, fácil, tratando de mantener en pie a un animal claudicante.
Padilla se encontró con el bravo Guajiro. La lidia fue brillante para resaltar las cualidades del astado. Su picador Alventus hizo la suerte y el jerezano colocó sus banderillas. Un toro bravo nunca es fácil. Bien lo puede decir Padilla, que hizo una faena encomiable. Comenzó con apretados estatuarios, siguió con derechazos estimables, ahogó al bravo con la zurda y animó al respetable en el tramo final.
El de Torrealta no quería bromas. Se paró y tiró derrotes a la muleta. Padilla abrevió.
El toro de Torrestrella, descalificado de forma absurda por el palco, fue encastado, demasiado para El Fandi. El de Granada, muy bullidor y voluntarioso con capote y banderillas, le dio muchos pases por ambos pitones sin lograr atemperar la casta del animal. No es que fuera un toro fácil, pero pedía mando.
Tampoco tomó las tres varas el de Fuente Ymbro, que fue andando al caballo. El Fandi armó un alboroto con los palos. Fue un toro noble en la muleta, tanto que permitió una faena de muchos pases desiguales de Fandila, algunos mejores y otros de menos calidad. La faena fue larga, algunos naturales tuvieron calidad, pero la alargó en exceso buscando las orejas. El tendido se lo agradeció y le premio para que se fuera a hombros con sus compañeros. El de Fuente Ymbro fue un buen toro, pero todo había quedado desdibujado tras la lidia de Guajiro, de Jandilla, un toro bravísimo en todos los tercios. Un milagro de toro.