Final de la Feria de Jerez de 2011 con una corrida manejable de Jandilla y un soberano aburrimiento en los tendidos. Cuatro orejas de saldo y muchos bostezos en una corrida que no despertó emociones

Jandilla / Padilla, Perera y Cayetano

Plaza de Jerez, 4ª de Feria. Media plaza. Seis de Jandilla, cuarto y quinto con el hierro de Vegahermosa, desiguales de presencia, primero y segundo muy chicos, de buen juego. Segundo, encastado; tercero, bravo.
Juan José Padilla, de azul marino y oro, estocada (una oreja). En el cuarto, pinchazo y estocada (una oreja). Salió a hombros.
Miguel Ángel Perera, de verde y oro, estocada trasera y descabello (una oreja). En el quinto, dos pinchazos y estocada (saludos).
Cayetano, de blanco y plata, estocada tendida y descabello (una oreja). En el sexto, estocada (palmas).

Carlos Crivell.- Jerez

Esta corrida final de la feria jerezana es un ejemplo típico de cómo anda la fiesta. Media plaza apenas y un conformismo que sólo se alivió con peticiones de orejas que parecían obligatorias, como si con los trofeos se amortizaran los dineros pagados por las entradas.

Desde un punto de vista taurino el festejo fue de pena, pero los espadas anduvieron por allí buscando pasear orejas a toda costa. Como es fácil presumir, no se toreó bien con el capote, se picó mal y poco, no hubo más que un quite por gaoneras de Perera y de las faenas realizadas, casi nadie se acuerda de ellas.

Y no es que la corrida de Jandilla fuera mala, en absoluto. Salieron toros buenos y malos, pero en el fondo dio lo mismo, porque los muletazos no pasaban el nivel mínimo de calidad. El segundo sacó raza y el tercero fue bravo y embistió mucho a la muleta de Cayetano. Otros fueron malos, como el quinto, apagado y sin vitalidad.

Padilla toreó en el patio de su casa. Puso banderillas con suficiencia. Al que abrió plaza lo toreó por la derecha en varias tandas; el lado izquierdo era imposible. La faena fue simplemente voluntariosa. Cayó la primera oreja por decreto.

Otra más en el cuarto, que la arrancó a base de desplantes y de arrollar a un toro de poco recorrido. A pesar de pinchar, otra oreja y el personal muy satisfecho.

Perera estuvo bien con el segundo de la tarde, un toro bueno con casta para embestir mucho y bien. Hizo su faena de principio a fin, muy templado con al derecha, firme y valiente en todo momento. Esa oreja fue la única merecida de la tarde.

El quinto no le dio más opciones que arrimarse hasta dejarse enganchar los muslos por los poco buidos pitones del Jandilla. Hizo un enorme esfuerzo para buscar la orejita, pero el fallo con la espada dejó todo en el reconocimiento de la ovación.

A Cayetano lo sigue un público especial. No se descubre nada nuevo, pero está claro que ese público influye en la plaza. La salió en primer lugar un toro bravo, por tanto un animal exigente. Cayetano anduvo por debajo del animal. Fue arrollado de salida en un trincherazo. La faena fue una sucesión de incontables derechazos y apenas una tanda fallida con la izquierda. No acabó de exprimir la clase del toro, más que nada porque sigue toreando muy distanciado y a una velocidad excesiva. Es cierto que exhibió su clásico empaque, esa apostura que tiene su estilo, pero en esta ocasión el toro superó al lidiador. Se llevó la oreja, faltaría más.

El sexto era el mayor de la corrida. Toro manejable al que Cayetano aburrió a derechazos regulares, ni buenos ni malos, que el publico contempló en un riguroso silencio. La izquierda la probó para dar algunos pases sin ligazón ni distancia. La tarde se murió entre la indiferencia de los espectadores al ver a Cayetano dando derechazos ahora ya malos sin excusas.

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