Perera realizó dos faenas, templadas y poderosas en una tarde en la que pudo cortar cuatro orejas. Con un público frío, Perera dejó una gran impresión. Finito toreó bien al primero, aunque la calidad del primero merecía mucho más, mientras que Rivera estuvo sereno y templado en sus dos astados. La corrida de Parladé, noble y sosa.

Parladé / Finito de Córdoba, Rivera Ordóñez y Miguel ángel Perera

Seis toros de Parladé, correctos de presencia y de juego desigual. Fueron nobles el primero, tercero y sexto. Más soso el segundo. Complicados, cuarto y quinto. A la corrida le faltó casta y derrochó mucha sosería.

Finito de Córdoba: pinchazo hondo trasero y tres descabellos (saludos) y dos pinchazos (silencio).
Rivera Ordóñez: estocada caída (saludos) y dos pinchazos, estocada y descabello (silencio).
Miguel ángel Perera: tres pinchazos y estocada (saludos) y media tendida y atravesada y descabello (una oreja).

Plaza de Jerez, 5ª de Feria. Más de media plaza.

Carlos Crivell.- Jerez

En la plaza de Jerez se vivió una especie de resaca después de los sucesos vividos el sábado. Resaca que es sinónimo de somnolencia, de forma que algunos pasajes de la corrida se vivieron con cierta indiferencia. Sería cuestión de analizar si es bueno o malo que sucedan estas cosas. Es muy bueno que haya toreros que convulsionan la Fiesta, caso de José Tomás; no es bueno que los públicos se queden impasibles ante actuaciones se alto voltaje. Pasó con Miguel ángel Perera, que en la plaza jerezana dejó sentado que es uno de los toreros más interesantes de este momento. Y la plaza lo presenció con cierta frialdad.

En este ciclo de corridas modernas que se han lidiado en Jerez, la de Parladé fue tan noble como sosa. Ni que decir tiene que fue un lote que pasó de forma simbólica por el tercio de varas. Sería bueno que hubiera acuerdo entre los entendidos para desacreditar los encierros que no cumplan el mínimo exigible en el caballo. Esta de Parladé ha sido una corrida manejable, salvo el cuarto y el quinto. Según las tesis modernas, una corrida buena.

Lo mejor de este festejo final llevó la firma de Miguel ángel Perera. Si acierta con la espada se lleva cuatro orejas en su esportón. El balance de un trofeo es pobre después de tanto temple, muletazos tan rematadas y una demostración de valor tan rotundo como el que dejó plantado sobre el albero el diestro extremeño. La faena al buen tercero fue completa, presidida por el temple y el sitio. Al final, dominio absoluto con circulares. La quietud y el valor por delante en una faena muy rotunda. La espada se llevó el premio de las dos orejas.

El sexto fue noble pero algo soso. Se lució con el capote en las verónicas y en las gaoneras. La faena fue nuevamente un prodigio de templanza, iniciada con dos pases por la espalda, para acabar con circulares después de desgranar un curso de toreo poderoso. Tampoco anduvo muy brillante con la espada y todo quedó en un trofeo. Orejas parte, Perera dejó la impronta de su sitio seguro, temple maravilloso y valor sin tacha.

Del resto de la corrida, Finito anduvo muy torero y elegante en el primero. La calidad del torero cordobés es incuestionable. Ese primer toro fue muy bueno, incluso se echó en falta más rotundidad en Finito, al que el toro se le fue con las orejas puestas, no sólo porque falló con la espada, sino porque aún estando bien debió estar mucho mejor. Su calidad provoca el enfado del aficionado.