El torero gaditano Jesulín de Ubrique ha sido herido por ‘Barba Roja’, el nombre del toro con que se despedía de la afición portuguesa en el Coliseu de la ciudad de Elvas, formando cartel con Pedrito de Portugal en un mano a mano.

El astado, de 400 kilos, un castaño, albardao, flojo y de poca fuerza, enganchó al torero por debajo de la rodilla izquierda obligándole a ingresar en la enfermería, a donde fue llevado por su propia cuadrilla.

Una vez explorado por el equipo médico, fue trasladado en ambulancia al Hospital Santa Lucía de Elvas para un estudio radiológico, ya que se le ha apreciado un puntazo en la corva izquierda, posible fractura de muñeca y lesión severa en la rodilla.

Se lidiaron seis toros de la ganadería española de José Luis Pereda -que no fueron picados, ni matados, en cumplimiento de la normativa portuguesa-, bien presentados, flojos y de juego desigual, ante unas 2.000 personas que ocuparon el tercio del aforo del Coliseu «Rondao Almeida» de Elvas, donde los toreros fueron recibidos con una fuerte ovación.

Jesulín de Ubrique saludó en el primero de su lote, dio la vuelta al ruedo en el tercero, y fue herido e ingresado en la enfermería por el quinto toro de la tarde y último de su carrera profesional.

Pedrito de Portugal dio la vuelta al ruedo en cada uno de sus tres toros. Jesulín de Ubrique, tras recibir a su primer toro, meciéndolo en los pliegues de su capote, con vistosidad y temple, lo metió en la muleta al hilo de las tablas en una faena amenizada por cante por Soleá a los sones del rasgueo de la guitarra española, que alternaba con pasodobles toreros interpretados por la Banda Municipal de Elvas.

El animal, bien presentado, acusó flojedad en el último tercio, obligando al torero a darle sitio y llevarlo con suavidad entre olés y aplausos. Su labor le permitió saludar desde el tercio, tras simular la suerte de matar con una banderilla. Con el tercero de la tarde, un toro colorado y bizco del pitón izquierdo, además de flojo, Jesulín lo muleteó despacio, cuidando que el astado no doblara las manos.

Le dio sitio y logró pespuntear una faena de intenso contenido torero, dejándose ver, sin aspavientos, y con deleite que arrancó música, cante y los olés del público ante los desplantes espeluznantes del que el torero hacía gala en la mejor faena de la tarde.

Con estatuarios comenzó el de Ubrique la faena del toro con el que se despidió de su profesión ante la afición portuguesa, un toro castaño, albardao, que dio en báscula 400 kilos, de tipo anovillado, flojo y parado, de nombre «Barba Roja».

Ello no fue óbice para que el veterano torero intentara sacar cuanto el animal llevaba dentro, confiándose de tal manera que, al dar un muletazo de espalda, le enganchó «Barba Roja» por debajo de la rodilla arrollándolo y volviéndole a coger de nuevo ante la sorpresa del público.

Pedrito de Portugal lanceó con torería y buen gusto a su primero, un toro cómodo de cabeza y con recorrido que no presentaba dificultades aparentes, aunque también fue perdiendo fuerzas a lo largo de la lidia, conformada con derechazos suaves que fueron fuertemente jaleados hasta que el toro se rajó buscando las tablas.

Tras simular la suerte de matar con una banderilla, dio la vuelta al ruedo. Con el cuarto de la tarde, un toro pronto en la arrancada, el torero portugués estuvo en maestro, engarzando los muletazos con ritmo, belleza y sentimiento, especialmente con la mano derecha, gustándose y gustando a un público que lo aplaudió a lo largo de la faena.

Con el que cerró plaza, estuvo voluntarioso a pesar de la aspereza del animal con el que cumplió su labor con dignidad y torería. Los toros fueron conducidos a los corrales tras ser lidiados, arropados por seis cabestros dirigidos por campinos portugueses.

Información y Foto: Efe