La relación entre Juan Belmonte y los intelectuales ocupó la mesa redonda de la tarde del Seminario que la Cátedra Sánchez Mejías ha organizado en Sevilla sobre la figura del torero trianero con motivo del centenario de su alternativa.

Con la moderación del periodista Andrés Muriel, participaron la profesora Mónica Pérez Alaejos; el periodista Álvaro Rodríguez del Moral, el escritor y torero Santi Ortiz, y el jefe de la sección taurina de El Mundo Vicente Zabala de la Serna.

La conclusión de la mesa redonda es que “solo una figura de la personalidad de Juan Belmonte podía concentrar en torno a su figura a parte de la intelectualidad de aquellos años”. Para Mónica Alaejos, “la influencia de los intelectuales sobre el Pasmo de Triana es fundamental para condicionar su personalidad y, por tanto, para transformar la tauromaquia”. Para Belmonte, “el ansia de conocimiento le acerca a los intelectuales”.

Santi Ortiz, autor de un libro sobre Belmonte, marcó las fechas claves del acercamiento a los intelectuales, “cuando Belmonte era todavía novillero y le ofrecieron un homenaje. Si algo une a estos personajes, como Valle Inclán, Julio Camba, Sebastián Miranda y otros a Belmonte es su heterodoxia y su anarquismo. Ese homenaje es una ruptura trascendental y un hito en la historia del toreo”.

Vicente Zabala se declaró “belmontista astral”, por la coincidencia de su nacimiento con la de la muerte del torero. Según Zabala, Belmonte es un revolucionario único y su acercamiento a los intelectuales es un hito que se repetiría más tarde con Manolete o con Domingo Ortega. Mencionó a Valle Inclán, “que en Luces de Bohemia recogió parte de sus sentimiento acerca de la personalidad del diestro”. Introdujo en el debate algunos temas controvertidos como la opinión de Pepe Alemeda, escritor mexicano, “que le restó trascendencia a la supuesta revolución belmontina, cuando afirmó que su estilo no tuvo continuidad”. En este aspecto, Zabala recordó que en la llamada edad de plata, tras la muerte de Gallito hasta 1936, cuando todos querían torear como Juan es cuando más percances mortales se produjeron en la historia del toreo. Destacó que “la forma de enfrentarse a la muerte es lo que siempre atrae a todos y también a los intelectuales”.

Por su parte, Álvaro del Moral incidió en algunos aspectos de la eterna polémica entre los partidarios de Gallito y Belmonte, dando al primero un lugar en la evolución del toreo. Para Del Moral, “la revolución de Belmonte nace en su estilo, en su personalidad”.

Al final se suscitó una pregunta. ¿Dónde están los intelectuales de nuestros días? ¿Hay toreros para lograr que se unan en torno suyo a estos sabios? No hubo respuestas convincentes. Los presentes se fueron a visitar el Museo Taurino de la Real Maestranza con muchas inquietudes sobre Belmonte, Gallito, sobre el toreo de antes y el de ahora.