Juan Pedro Llaguno (Foto: Rocío de la Oliva)

Rocío de la Oliva.- Se lidió un festival sin picadores con novillos de diferentes ganaderías para Canales Rivera, Víctor Janeiro, Javier Cortés, Alejandro Esplá, Curro Márquez y el novillero Juan Pedro Llaguno. Todo lo recaudado irá destinado a la hermandad de la Virgen del Carmen.

Abrió cartel Canales Rivera con el novillo de La Resnera, muy abierto de pitones y flojito desde su salida. Lo llevó todo el tiempo con la derecha e intentó la última baza para el triunfo con dos tandas de naturales que remató con una media estocada y tres descabellos. Obtuvo una oreja de premio.

En segundo lugar salió el de Couto de Fornilhos para Víctor Janeiro. La embestida brava del novillo supo verla Javier Cortés que le hizo un quite por verónicas. No terminó de aclarecer el asunto en la mente de Janeiro  aunque la estocada tendida dejó sin puntilla al novillo y el respetable le otorgó las dos orejas.

Paseíllo en Cazalla (Foto: Rocío de la Oliva)

Javier Cortés quiso lucirse desde el anterior quite y así lo entendió el pueblo de Cazalla con el tercer novillo de Mollalta. Tuvo buen recorrido por el pitón derecho, tanto que le valió para las dos orejas y el rabo.

Alejandro Esplá nos dejó un buen repertorio capotero con tafalleras, lopecinas y verónicas. De Martín Lorca procedía el poco colaborador para el corte clásico de toreo que vimos en el niño del Maestro. Una figura muy bien compuesta que llevó desde que entró por el patio de cuadrillas. Esplá quiso y pudo, pero nos quitó el caramelo de la boca con lo único que parece ser ha heredado de su padre, la mala suerte en los aceros. Recogió una grata ovación.

Curro Márquez sorprendió a pesar de estar poco placeado. El público le pedía y el de Sánchez Dalp se lo dio, hasta tal punto que le otorgaron la vuelta al ruedo. Una lástima que se viniera abajo en los últimos compases, donde todo se enfrió y quedó en una vuelta al ruedo.

Y en último lugar, pero no menos importante llegó Juan Pedro Llaguno y el novillo de El Torero. Aprovechó la oportunidad de lucirse ante cinco matadores y cumplió con creces. Amplio repertorio capotero, desde un farol pegado a las tablas, pasando por verónicas para terminar con el quite por navarras. Cuatro pares de banderillas colocó el novillero de la Escuela de Sevilla y sobrino de Manolo González, bien cuadrados. Brindó al público y se lo metió en el bolsillo. Derechazos, naturales y adornos varios que fueron equilibrados durante toda la faena. No le importó al público que le costara trabajo derribar a su enemigo, le pidió la oreja y la presidenta, concejala de la localidad, se la concedió.

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