Uceda Vargas. Foto: Álvaro Pastor Torres

Álvaro Pastor Torres.– Reflexionaba en voz alta Fernando «El Almendro» en el peculiar patio de cuadrillas de La Algaba; casi hablaba solo el director de la Escuela Taurina de Camas, y también, claro, para el que quisiera escucharlo, entre ellos un par de subalternos curtidos por los soles de muchas plazas de polvarea y por el que esto firma. En su certero monólogo, plagado de aspavientos a dos manos, una idea recurrente iba y venía: «para ser torero hay que tener, primero, afición; después, afición, y más tarde, más afición todavía. Pero él, no el padre, ni el abuelo ni la novia, ¡el no-vi-lle-ro!» Y mirando a los banderilleros repetía: «¿es mentira acaso?»

Proféticas las palabras del matador de toros. Hay que tener afición para aprovechar al máximo el novillo, sea bueno, regular o malo. Afición para, empezando en esto, no venir a tirar las dos cartitas si el eralito no es de carril o no se deja hacer lo que se trae pensado del hotel. Afición, mucha afición, para estar atento a lo que sucede en el ruedo y no ponerse a hablar por el móvil apoyado en la barrera. Afición para caer y volverse a levantar sin mirarse y no irse de cara de la res a por la espada de verdad con cara de desgana supina. Afición para dejar los pies quietos o de lo contrario dejar esto y apuntarse para bailar en los seises. Afición para comerse el mundo porque a esa edad debe haber hambre. Y sed de justicia. Pero parece que no.

Para colmo, el alcalde anunció por la megafonía a la muerte del tercero que el ganadero y su familia regalaban el sobrero a uno de los actuantes. Y el mismo regidor, de igual forma, muerto el cuarto, mandada soltar las vacas de la capea porque el novillero no había accedido a matarlo. Cosas que pasan.

A Uceda Vargas estos compromisos ya le vienen pequeños, como demostró en las novilladas de promoción hispalenses, está para otros menesteres mayores. Solvente y fácil ante un eral muy desordenado. Un pinchazo le privó de mayores trofeos. Discretísima actuación de Juan Alfonso, cogido al hacer un quite al primero. A pesar de la cornada envainada mató a su novillo, con mucho trabajo y tras numerosos intentos.

Javier Illanguas hizo un trasteo irregular que fue de menos a más. A Mariano Fernández el envite le vino grande y no le pilló la medida al bravo eral que cerró tarde y feria.

Plaza de toros de La Algaba. Domingo 15 de septiembre de 2019. Novillada sin picadores, tercer festejo del XLI ciclo de fomento de la cultura andaluza de jóvenes valores de la tauromaquia con motivo de la feria local. Lleno en la zona de carros y casi lleno en la parte de fábrica. Tarde agradable. Tras la lidia del segundo pasó a la enfermería Javier Ortega donde se le apreció una cornada interna de unos 10 cm. en el cuádriceps del muslo derecho, de pronóstico menos grave y pendiente de una ecografía. Buen par de banderillas de Juan Márquez al 4º.
Cuatro erales de Agustín Lunar, correcta aunque desigualmente presentados, encastados en diverso grado -muy bravo el 4º- y con cierto desorden en las embestidas.
Miguel Uceda Vargas, de Gerena: oreja
Juan Alfonso, de la Escuela Taurina de Ubrique: silencio tras aviso
Javier Illanguas, de La Algaba: oreja
Mariano Fernández, de la Escuela Taurina de Camas: silencio tras el arrastre después de petición

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