La Hermandad de la Macarena mantiene intacto su compromiso con la conservación de su vastísimo patrimonio devocional. Este mismo domingo, al término del septenario doloroso celebrado en honor de la Virgen de la Esperanza se ha presentado la restauración de la saya realizada con bordados procedentes de un traje de luces del diestro sevillano Ignacio Sánchez Mejías, uno de los toreros –dentro de una larguísima lista- más vinculados con la corporación de San Gil.

Los trabajos de restauración han sido realizados en el taller del bordador José Antonio Grande de Léon que fue el encargado de descubrir el resultado en unión del hermano mayor de la cofradía de la Madrugada, José Antonio Fernández Cabrero. Se trata de una pieza, profusamente recamada de oro, que mantiene la impronta de los motivos vegetales que imperaban en la artesanía del bordado torero en las primeras décadas del siglo XX.

Los talleres y sastrerías de la época no fueron ajenos al ‘tsunami’ regionalista que sublimó los oficios artísticos llevándolos a su máxima expresión. En la pieza, que usa como base una seda azul, se pueden adivinar perfectamente las dos perneras del traje de luces de Sánchez Mejías así como las delanteras y las espaldillas de la chaquetilla, bordadas íntegramente al prescindir de los golpes de alamares, una moda que se impuso en la ropa de torear en la década de los años 20, justo después de la trágica muerte de Joselito El Gallo. En la técnica de realización destaca el empleo de la lentejuela, el cordoncillo y los característicos canutillos de oro que dan carácter a la ropa de torear.

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