Mari Paz Vega_Texcoco

Mari Paz Vega

Silvia Bonilla.– El toro no entiende de sexo, nacionalidad o religión; pero en pleno siglo XXI muy pocas son las mujeres que han tenido una presencia significativa en el mundo taurino. Desde muchos sectores sociales se comenta el «machismo» del que está impregnado el mundo del toro, y aunque la evolución haya sido notable, en la ancestral tradición de la tauromaquia, a la mujer aún le queda camino que recorrer.

La mujer siempre ha representado un papel secundario en la tauromaquia, desde sus inicios ha sido una profesión regida por hombres, pero como siempre, detrás de ellos siempre ha estado muy presente la figura femenina, «detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer». Afortunadamente la sociedad española ha ido evolucionando razonablemente y la mujer se ha ido integrando paulatinamente en todos los estamentos y profesiones; pero lamentablemente, en el mundo taurino, como en el sacerdocio, a la mujer aún le queda mucho que torear…

Cuando la mujer quería arrancar vuelo y deseaba ser la protagonista y abandonar el puesto secundario que se le tenía asignado, cuando intentaba saltar al ruedo o ejercer otras profesiones relacionadas con el mundo del toro, por lo general se le cortaban las alas para impedirle el vuelo. Escasas son las mujeres que han llegado ha tener una presencia significativa en la tauromaquia, sus caminos se han visto vetados y mermados, y su papel ha sido igual de digno al hombre, pues también se han jugado sus vidas. Debemos de tener en cuenta que los motivos que lleva a una mujer a ser torera son los mismos que empujan al hombre: la atracción del ser humano por dominar la fuerza del animal a través de la inteligencia, el instinto y la técnica.

Hoy en día, el papel de la mujer en la tauromaquía ha tenido una gran evolución, aunque por estadísticas es una minoría considerable frente a la figura masculina, pues muchos críticos taurinos y parte de los espectadores aún siguen siendo reacios. Torear es un difícil oficio, posiblemente de los más difíciles que hay, y si dificultades encuentra un hombre, muchísimo más complicado lo tiene una mujer. Pequeña ha sido la cifra de mujeres toreras en la historia, pero grande la lucha que han ejercido como: Juanita Cruz, Raquel Martínez, Cristina Sánchez, Mari Paz Vega, etc.

Pero no sólo nos limitamos a toreras, rejoneadoras, banderilleras o picadoras, también la ganaderas juegan un papel fundamental como Dolores Aguirre, Rocío de la Cámara, etc. Y a partir de aquí, presidentas, veterinarias, periodistas, fotógrafas… En los tendidos cada vez es mayor la presencia de mujeres como espectadoras y aficionadas y la entrada al callejón, aunque muy escasa, ha sido toda una conquista, como conquista ha sido la elección de Araceli Guillaume-Alonso para pronunciar el Pregón Taurino de este año. Es la segunda mujer pregonera taurina en la historia que pisará el atril del Lope de Vega, ferviente defensora y empeñada en divulgar la Fiesta en congresos y universidades.

Y jamás olvidemos que la mujer, como aficionada, contribuye a mantener la fiesta y que siga la tradición en su entorno familiar y social.

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